De acuerdo con el Establecimiento Público Ambiental (EPA) se han talado cerca de 54 hectáreas de manglar en la ciénaga de La Virgen, lo cual pone en peligro la conservación de especies marinas, terrestres y aves que se alimentan y subsisten en estas áreas. ¿El objetivo? Ganar espacio en el agua, rellenar con toneladas de materiales, lotear y finalmente vender para la construcción de pequeñas casas e incluso proyectos urbanísticos.
Durante años la ilegalidad le ha sacado provecho a una zona que ha estado en el olvido gubernamental y ha sostenido una organización que las autoridades han llamado “el cartel del escombro”, que poco a poco ha ido ganando terreno en Cartagena hasta formar barrios enteros.
Este modus operandi viene siendo estudiado desde hace muchos años con el fin de encontrar a sus principales actores, capturarlos y detener su labor, pues actúan en una franja de especial protección ambiental y de uso público, es decir, que es de dominio exclusivo del Estado. (Lea aquí: Así funciona el ‘cartel del escombro’ en Cartagena)
En ese sentido, ayer la Fiscalía General de la Nación dio a conocer la captura y judicialización de dos hombres que, al parecer, cometen estas actividades ilícitas.
“En un trabajo articulado con la Policía Nacional logramos la captura de dos hombres quienes estarían involucrados en actividades ilícitas que han afectado la zona del manglar y de bajamar en la ciénaga de La Virgen. Ellos harían parte de una red que sería la responsable de arrojar escombros en áreas de especial protección y alta importancia ecológica”, afirmó Deicy Jaramillo Rivera, directora especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos.
Dairo Alonso Guzmán Patrón y Dairo Darío Díaz Ladeus son los dos hombres que hoy se ven enfrentados a un proceso judicial por los delitos de concierto para delinquir y daño a los recursos naturales agravado.
“Guzmán es el presunto dueño de la empresa de volquetas que transportaba los residuos sólidos para las actividades ilegales en el relleno; el otro, Díaz Ladeus, al parecer identificaba los sectores de la ciénaga donde pretendían hacer construcciones y habría pagado para que fueran adecuados ilícitamente”, explicó Jaramillo Rivera.
Las autoridades identificaron que los residuos sólidos se recogían en diferentes obras que se realizaban en la ciudad y eran transportados a Puerto Rey, Villa Gloria, Olaya Herrera, La Boquilla, Tierrabaja y otras zonas de la ciénaga en las que se hacen las labores ilegales de relleno.
Por ahora, el ente de control continuará con las investigaciones teniendo en cuenta la necesidad de priorizar las acciones judiciales en defensa de los recursos naturales.
Tras conocerse el resultado obtenido por la Fiscalía, el EPA indicó que seguirá con los operativos que se realizan junto con el Ecobloque y las demás acciones que permitan detener este flagelo al medioambiente. (Vea aquí: [Video] ¿Como baño? Denuncian contaminación ambiental en la avenida del Lago)
Según su reporte, entre junio y diciembre de 2020 se llevaron a cabo 99 operativos en el marco del convenio Ecobloque, con la recuperación de 10.145 m2 de zonas de manglar y restauración de 1.685 m2 de zonas de manglar”, señaló.
El director, Javier Mouthon, recalcó que en el marco de la gestión hídrica de la ciénaga de La Virgen y recuperación del manglar, el año pasado se realizó la caracterización socioeconómica por unidad de vivienda, con el fin de buscar una solución y restituir el espacio.
Rafael Vergara, coordinador del Ecobloque, recalcó que además de profundizar los patrullajes para impedir el comercio de escombro, es necesario que el cartagenero tome conciencia de que talar el mangle agrava el riesgo de sufrir nefastas consecuencias por el cambio climático y el aumento del nivel del mar, ya que son estas viviendas las que corren mayor peligro.
“Hemos planteado la necesidad de una Cumbre de Altos Poderes del Estado convocada por la Procuraduría, porque resolver una problemática de la dimensión aquí tratada, que no es solo local, requiere del compromiso de todos los entes del Estado responsables del futuro y la posibilidad de una resiliencia ecosistémica que exige cambios: recuperar y restaurar zonas depredadas”.