Esta semana el alcalde William Dau anunció el regreso del pico y cédula, además de medidas más drásticas debido al aumento de casos de coronavirus en la ciudad.
Uno de los sectores a los más afectaría el regreso de esta medida sería el de los centros comerciales, que ahora tendrán que acogerse a la norma y limitar aún más el ingreso de clientes.
“Hemos cumplido”Durante la pandemia, muchos comercios se vieron obligados a cerrar, entre esos los centros comerciales. Solo pudieron volver a abrir sus puertas en el segundo semestre del 2020, realizando grandes inversiones para cumplir con todos los protocolos que el Distrito y las entidades de salud exigían para su funcionamiento.
Sin embargo, el regreso del pico y cédula de manera estricta preocupa a los directivos de todo el gremio porque afectaría directamente su funcionamiento, golpeando todavía más la economía de la ciudad.
El Universal se contactó con los principales centros comerciales de la ciudad para saber su posición con respecto al regreso de la medida de pico y cédula. En este momento los establecimientos solo pueden tener un aforo del 30% de su ocupación, la medida del pico y cédula haría que esa cifra disminuyera aún más.
“Pedimos una excepción”
“Estamos totalmente a la expectativa con el pico y cédula. Somos conscientes de la necesidad del aumento de medidas restrictivas para la ciudadanía, pero hemos cumplido con todos los protocolos y estamos avalados como lugares bioseguros”, expresó Julio Beltrán, gerente del c.c. Plaza Bocagrande.
“Hemos respetado las medidas y lo que se necesita es coherencia con el tema de bioseguridad, sobretodo ahora que no es temporada y que el riesgo a las aglomeraciones disminuyó. Ya hay muchas trabas en el comercio, lo que sí entendemos es que las medidas sean diferentes en el caso de bancos o súper mercados que estén dentro de los centros comerciales”, explicó el gerente del c.c. Plaza Bocagrande. Este centro comercial está certificado por Icontec como bioseguro y según explicó el gerente, cuenta con un software que determina cuántas personas hay al interior del lugar, evitando que se supere el aforo permitido. Todo esto fue una inversión que no desean perder.
“Tristeza. Ese es el sentimiento que nos transmite la posibilidad de que tengamos que restringir aún más el comercio. Hemos hecho una inversión (caso del c.c. Paseo de La Castellana) de $80 millones en infraestructura para cumplir con los protocolos y tener que volver a una medida más estricta es afectar a las 600 familias directas de los trabajadores del establecimiento”, explicó Danilo Puente, gerente del emblemático c.c. Paseo de La Castellana, con 26 años de funcionamiento. “Lo que pedimos es una excepción”, dijo Puente.
Por su parte, César Guerra, gerente del c.c. Caribe Plaza dijo que “la medida ha sido complicada para todos los sectores que han estado comprometidos con el cumplimiento de la bioseguridad y la reactivación, pero somos respetuosos y las acataremos la norma. Pero considero pertinente que las medidas sean más estrictas para controlar la informalidad, por que no es un secreto que hay una brecha enorme que corregir y es necesario establecer algún tipo de política de formalidad”.
Fabio Cárdenas, gerente del centro comercial La Plazuela contó que “está comprobado que los centros comerciales no son focos de contagio para le COVID-19. Tenemos una fortaleza administrativa y operativa que permite regular nuestro funcionamiento, por ello la implementación de los protocolos bioseguros se cumplen tanto en áreas comunes como en cada uno de los establecimientos comerciales”. Además, Cárdenas presentó a este medio un boletín informativo como evidencia para respaldar el cumplimiento de todas las medidas que se ha estado tomando en este centro comercial.
Sugerencias al Distrito
Todos los gerentes de centros comerciales contactados por El Universal coincidieron en que lo que se debe hacer desde la Administración Distrital es regular el comercio informal y aumentar las campañas educativas con respecto a la toma de consciencia sobre la situación.
“La verdadera causa del contagio es la indisciplina social. Pedimos a la Alcaldía una campaña pedagógica ciudadana para concientizar el autocuidado y así neutralizar la indisciplina. Restringir el comercio formal que cumple y hace cumplir los protocolos es un castigo fuerte e injusto para uno de los sectores productivos más importantes de la ciudad. Las restricciones sin campañas pedagógicas, son una fórmula que le está pasando factura a la ciudad y a la Alcaldía”, dijo Fabio Cárdenas.
Otra propuesta, hecha por César Guerra es “que las personas tengan acceso a los establecimientos por cita previa o reservas, tal como se manejó en su momento, así no afecta tanto al sector”.
