1.2 hectáreas de bosque seco tropical conforman lo que se conoce como la reserva ecológica de la Loma del Marión. En algún momento fueron 33 hectáreas, sin embargo, las invasiones de personas inescrupulosas, la tala indiscriminada y la quema de basuras fueron acabando poco a poco con ese ecosistema, que tan solo hace dos años, con el nacimiento de la Fundación Verde Marión, una iniciativa de la propia comunidad del barrio Nueva Granada, comenzó a respirar de nuevo.
“La Fundación Verde Marión nace de un comité ambiental que tenía la Junta de Acción Comunal de Nueva Granada. Nos pusimos en la tarea de no dejar que nos invadieran y empezamos a sembrar e invitar a la gente a que reciclara. Así logramos darle aire a esta zona y sembrar más de 3.000 especies”, indicó Siorelis Martínez, directora de la fundación.
Sin embargo, su sueño, y en general el de toda la comunidad de la zona de influencia de este sector, conformada por los barrios de Nueva Granada, 9 de Abril, Las Brisas y Nuevo Bosque, es poder adaptar un ecoparque natural que permita el desarrollo sostenible y la conservación de ese ecosistema.
“El ecoparque natural consiste en hacer una ludoteca para que los niños puedan conocer de las especies, hacer unas rutas de senderismo y ubicar una huerta natural que sirva también de zona alimentaria de las mismas personas que viven aquí”, explica, pero agrega que para ello también es necesario el apoyo de las autoridades, las cuales no han tenido presencia particularmente en esta zona de la ciudad en temas de medioambiente, ya que todos los avances que se han logrado en la Loma han sido por iniciativa de la comunidad.

“Nosotros lo que queremos es rescatar esta zona en la que se ha invadido y se ha construido ilegalmente, queremos devolverles el hábitat a las especies nativas de los bosques tropicales y convertir esto en una zona de disfrute para todos los cartageneros”, dice Oliver Vélez, quien también hace parte de la Fundación Verde Marión.
“Estamos luchando principalmente contra la falta de voluntad política y las personas inescrupulosas que ingresan aquí y terminan haciendo daño. Por eso necesitamos urgente un cerramiento en la zona. Así podremos conservar las especies y vincular de manera positiva a las comunidades vecinas, pero el Distrito también se debe apropiar de este sector porque le corresponde y lo tienen olvidado. Nosotros hacemos esto porque nos gusta y queremos a la naturaleza pero ellos no pueden olvidar su responsabilidad”, agrega.
El cerramiento de la Loma es la petición más urgente que hace la comunidad, ya que con esto afirman que se mitigaría la delincuencia y las invasiones en la zona.
“Lo que nosotros pedimos al Distrito es que se apersone de esto porque es espacio público y realmente necesitamos el cerramiento para mitigar el vandalismo, que se roben los árboles y que arrojen basura”, expresó Guillermina López, secretaria de la JAC Nueva Granada.
Sin embargo, mientras llegan esas soluciones de fondo y el proyecto del ecoparque sigue vivo, lo que hacen desde la comunidad es seguir programando limpiezas, jornadas de siembra y otro tipo de actividades que velen por la conservación de la reserva forestal.
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Sueñan con corredor cultural
De la misma manera, con la ayuda de artistas culturales, otro de los propósitos que tienen con la Loma del Marión y su área de influencia es convertirla en un corredor cultural de aprendizaje alrededor del cuidado del medioambiente.
Es así como se están elaborando murales con este enfoque, de la mano del grupo artístico ‘Conciencia Colectiva’ con el fin de reactivar este sector e invitar a la comunidad a ser parte de este propósito.
“A través de estos murales queremos mostrar toda la fauna típica del bosque seco tropical y plasmar lo que se vive aquí. A la comunidad le hace falta eso, reconocer estos procesos y recuperar su entorno”, dice Carlos Piedrahita, uno de los artistas que ha trabajado en el mural de la Loma del Marión desde hace ya dos meses.

Por eso también hacen la invitación al Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC) a que también apoye las jornadas que allí se realizan.
Es de esta manera que la apuesta de la comunidad va más allá de la recuperación del ecosistema y se centra principalmente en las dinámicas sociales alrededor de la reserva ecológica, de tal manera que esta pueda conservar sus características naturales y al mismo tiempo pueda convertirse en punto de encuentro para el desarrollo sostenible de todo el entorno.