“Dicen que la violencia genera más violencia, el problema es que la violencia la generan ellos”. Con esa frase, Darwin Echeverry intenta contar los momentos vividos por él y varios de sus compañeros en la tarde del miércoles 9 de septiembre, cuando fue detenido por la Policía a la altura del Castillo San Felipe, lugar donde varios jóvenes se encontraban con el fin de dirigirse a la velatón por Harold Morales, el joven futbolista asesinado por la Policía en el barrio San Francisco el pasado 24 de agosto.
[Fotos] Velatón en San Francisco en memoria de Harold Morales
Lo que narra es que todo comenzó como un proceso en el que los uniformados les pidieron las cédulas de conformidad a la medida sanitaria, pero que posteriormente les requisaron, les confiscaron sus elementos personales incluidos sus teléfonos, y los llevaron al CAI donde finalmente los esposaron.
“Nos mandaron al patio del CAI y una vez ahí nos sentaron y nos pusieron en fila. Nos preguntaron por qué estábamos protestando pero en tono de burla. Luego, entraron unos cascos negros y dieron una orden que era golpearnos pero no con puños ni patadas sino con cachetadas, para que las marcas no fueran visibles”, relató el joven, que aun tiene las marcas en las muñecas que le dejaron las esposas con las que estuvo retenido.
“Se pusieron en fila para cachetearnos lo más duro que pudieran y al tiempo nos insultaban diciéndonos que éramos unos ‘cachacos hijueputas’, que esto no era Bogotá, que ellos eran la autoridad y que nos riéramos para darnos más duro”, indicó.
De acuerdo a su relato, en primera medida se les dijo que los iban a judicializar en Fiscalía por el delito de terrorismo pero después lo único que les pusieron fue un comparendo por violación de pico y cédula, aún cuando habían justificado su intención de ir a la velatón.
Ante ello, lo que expresó el secretario del Interior David Múnera, quien tuvo conocimiento de la situación el mismo día de los hechos, fue que en cuanto fue informado solicitó la liberación inmediata de los jóvenes. “Querían movilizarse y protestar, y nosotros tenemos que garantizarles ese derecho”, expresó Múnera.
“Yo sí creo que la Policía se excedió. Hay declaraciones de los jóvenes que muestran claras violaciones de los derechos humanos y la Policía debe ser respetuosa de ellos”, añadió.
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Echeverry denunció además que los uniformados formatearon los equipos donde habían alcanzado a grabar parte del procedimiento inicial y también que cuando fueron liberados, varios de sus compañeros notificaron pérdidas de algunos objetos personales y hasta de dinero.
“¿Quiénes nos cuidan de ellos cuando son ellos los que están para cuidarnos?”, es la pregunta que, impotente, se hace.
“Lo que se necesita para que en la institución cesen este tipo de hecho es, primero, regular las personas que entran ahí, porque cuando me estaban golpeando me pude dar cuenta de que esa era su forma de entretenimiento, ellos no sentían odio, no estaban ahí para protegernos de nadie, estaban era para torturarnos. Opino que hay que hacerles un examen psicológico, que hay que entrenarlos en humanidades, darles clases de concientización, que se den cuenta que ellos no pueden apropiarse de un uniforme para abusar”, manifiesta.
Además agrega que es necesario dejar de pensar en los abusos como ‘casos aislados’, pues esto es lo que hace que se repitan. “Ellos hacen parte de una misma institución y actúan con base en lo que les enseñan. Necesitan una reestructuración y comprender lo que significa portar el uniforme, además de sanciones severas para los policías que permitan estos abusos con el fin de que se lo piensen dos veces antes de que suceda cualquier cosa”, expresó.
Carolina Zambrano, estudiante de 24 años que también asistió a la concentración y fue detenida también, manifestó un trato cuestionable por parte de los patrulleros, quienes si bien no la agredieron físicamente, la hicieron sentir acosada.
“Yo me sentía muy mal porque tuvieron un trato diferencial conmigo, me hacían comentarios como ‘eres muy linda’, me preguntaban cómo aparecía en Facebook, el policía se puso a ver mis fotos personales en el celular y las calificaba diciéndome que me veía bonita y yo no sé si ellos realmente podían hacer eso. A mis compañeros sí les pegaron y tuvieron un trato brutal, desmedido e inconsciente. Es la hora y no he podido dormir porque en todo momento siento las miradas, me sentía muy indefensa e impotente ”, indicó.
No es el primero
Este año se han venido presentando varios hechos que han puesto en el ojo del huracán a la Policía, tales como agresiones en los barrios Nelson Mandela, La Esperanza, Las Gaviotas, Manga, Bocagrande y el que se perfila como uno de los más graves, el asesinato de Harold Morales en San Francisco.
En total, a corte de agosto son 176 quejas las que ha puesto la ciudadanía en contra de los uniformados y 86 investigaciones disciplinarias las que se han abierto (84 preliminares y dos formales). En total este año 14 policías se han retirado por discrecionalidad y cinco han sido destituidos.
Ante ello lo que ha dicho la administración a través de la Secretaría del Interior es que rechazan los hechos y que pedirán cuentas a la Policía por lo sucedido. “No es justo ni es válido que la Policía esté tomando decisiones y actuando de tal forma que los ciudadanos sientan cierto temor y miedo por la Policía cuando debe haber una relación armoniosa entre las comunidades y la entidad. Por eso, a nombre del gobierno de William Dau, le solicitamos a la Policía que se respeten los derechos fundamentales y se acate y se respete la Constitución que los garantiza”, puntualizó David Múnera, encargado de esta dependencia.
Hoy, movilización
Ante lo sucedido el miércoles, los colectivos que estaban organizando el plantón en contra de la violencia policial y las masacres en el país en el comando de la Policía de Manga para la tarde de ayer, tomaron la decisión de suspender la protesta, alegando falta de garantías. Sin embargo, aseguraron que la movilización programada para hoy se mantiene y se concentrará desde las 8 de la mañana en la bomba El Amparo, donde partirá hacia el Centro Histórico recorriendo varios CAI como el de Ceballos, Piedra de Bolívar, Chambacú y el del Centro de la ciudad. El alcalde William Dau asistiría a esta protesta.