Los cinco meses de aislamiento preventivo a Lacides Venera, dueño y fundador de la coctelería El Sombrerón, le parecieron más largos que los 56 años de trayectoria que lleva atendiendo su negocio. Fueron meses en los que por su edad también tuvo que resguardarse en su casa, y desde allí asimilar toda la situación de la pandemia como un hecho sin precedentes que por primera vez lo había obligado a cerrar su coctelería.
Sin embargo, el volver a abrir, con todas las medidas de bioseguridad, le llena de esperanza para así reactivarse en el oficio que tanto ama.
Lea aquí: “Ya es hora de ir abriendo un poco más”: alcalde Dau
“Nosotros antes no habíamos parado ni un solo día. Tocó cerrar para protegernos de esta epidemia tan silenciosa y peligrosa. Nos sostuvimos un poco con los ahorros que teníamos y después nos balanceamos con los domicilios, que comenzaron dos meses después. Gracias a Dios la clientela de nosotros respondió”, dijo.
Y si bien reconoce que la recuperación será lenta al existir aun las restricciones de pico y cédula, tiene su fe puesta en que la gente eventualmente va a llegar en la medida que se vayan abriendo otros sectores y las personas vuelvan al Centro Histórico.

Fueron dos meses arduos los que duraron preparando su protocolo de bioseguridad para que finalmente fuera aprobado por la Alcaldía, y así pudieran abrir nuevamente su negocio de manera presencial.
“Nos asesoramos con profesionales de bioseguridad especializados en el tema y también capacitamos a los trabajadores, proveedores y todo el personal que labora aquí para que no haya problemas cuando recibamos visitas de las entidades encargadas”, expresó Víctor Venera, hijo de Lacides y quien también opera la coctelería, que ostenta un Guinness World Record por haber hecho el coctel más grande del mundo en 2015.
“Tenemos claro que este tiempo de recuperación será lento, las personas que comiencen a trabajar van a empezar a pagar sus deudas, muchos no tienen trabajo y sabemos que nuestro producto no es de primera necesidad, esto es un gusto, pero aun así estamos esperanzados”, indicó.
Estos meses, también fueron difíciles por el pago de los servicios públicos, cuyos recibos seguían llegando por un monto similar a cuando estaban abiertos, por lo que igualmente tienen deudas que pagar.
En una situación similar también se encuentra el restaurante El Bony, ubicado en Bocagrande y que también tiene más de 40 años de trayectoria en la gastronomía de la ciudad.
“Cerrar fue bastante duro, fue un choque emocional porque el restaurante tenía más de 42 años de estar trabajando día a día, desde las 7 a.m. hasta a veces las 11 p.m, entonces tuvimos que durar un mes con el restaurante cerrado antes de arriesgarnos a abrir con domicilios”, expresó Viviana De Ávila, administradora operativa del restaurante, que también abrirá este 1° de septiembre gracias a que su protocolo ya fue aprobado por la Alcaldía.
“Nos asesoramos con una ingeniera para hacer el protocolo y adaptar el restaurante, Fenalco también nos ayudó mucho con eso. Hemos optado por que las personas tengan que hacer una reserva previa porque el aforo de 200 personas que teníamos antes tuvimos que reducirlo a 55, por el distanciamiento entre mesa y mesa”, dijo De Ávila.

Para su familia, no fue fácil asimilar la situación teniendo en cuenta que ya venían con un declive en sus ventas desde comienzos de año, ya que la epidemia en China estalló en diciembre y desde entonces el flujo de viajeros y turistas comenzó a bajar.
“Los servicios tampoco daban espera, todo estaba como si estuviéramos trabajando como antes y nos tocó sacar de nuestros ahorros de toda la vida”, añadió De Ávila, sin embargo espera que con la reapertura todo comience a mejorar.

Y es que con la reapertura de los restaurantes no solo los dueños y empleados son los que se benefician, sino también una gran cadena de proveedores que ahora vuelve a reactivar sus ventas a este importante sector de la economía.
¿Y los bares?
El Decreto 1168 de 2020 fija entre sus prohibiciones la apertura de bares, discotecas y lugares de baile, así como el consumo de alcohol en establecimientos de comercio (aunque el expendio de bebidas alcohólicas sí está autorizado). Esto según Presidencia, para conservar el orden público y ser estrictos con las medidas de bioseguridad.
“Reconocemos la posibilidad de los individuos de autorregularse, pero aun así, autorizar el consumo de alcohol podría incrementar las riñas y hacer que las personas relajen las medidas de autocuidado”, explicó el Estado.
Sin embargo, la misma norma da facultades al alcalde para ir implementando planes piloto en estos sitios de considerarlo necesario de acuerdo a las condiciones epidemiológicas en la ciudad.
En este sentido, desde Asobares Cartagena, su presidente María Teresa Vergara, indicó que desde el gremio se está trabajando en una propuesta para comenzar con la apertura gradual lo más pronto posible.
Lo que se propone desde el gremio es una reactivación paulatina que comience este 1 de septiembre con los restaurantes, a los que posteriormente se sumen los bares y por último las discotecas.
“Lo que queremos es mitigar el impacto sanitario en este escenario nuevo que es el COVID-19, entonces estamos planteando la implementación de los programas de saneamiento básico para que la reactivación sea segura. También hemos venido capacitando ese recurso humano con el Sena para superar este reto que tenemos hoy”, puntualizó Vergara.
Según ella este plan cobra mayor relevancia teniendo en cuenta que se aproxima la temporada de fin de año, en la cual están acostumbrados a tener un gran número de visitantes, por lo que la idea es que el plan piloto se pueda practicar antes de ese mes para así poder evaluarlo y realizar los ajustes pertinentes.
“Queremos que la logística del plan piloto de bares se realice con una práctica preliminar a fin de evaluar si estos protocolos funcionan o no, y tener el tiempo suficiente para corregir. Esperamos que para diciembre ya la apertura de los vuelos nacionales esté al 100% e incluso que ya estén funcionando los vuelos internacionales. No queremos que el plan piloto se realice en el mismo diciembre y que haya una variación en el comportamiento y toque suspender la actividad turística en esa época”, dijo Vergara.
En este sentido se tienen priorizados algunos establecimientos en la Plaza de Los Coches, la calle del Arsenal, la calle de la Media Luna y Getsemaní que cuentan con terrazas y espacios abiertos, así como los sitios que están en las fortificaciones para que sean escogidos como estos bares prototipo.
De la misma manera, se está ejecutando un programa llamado “Pacto por la vida”, con el fin de regular el consumo de alcohol en estos establecimientos, para que así no se convierta en un problema para respetar las medidas de bioseguridad.
