Nunca como ahora el sistemas de salud del país, había afrontado una crisis como la que le plantea la pandemia del COVID-19.
Lo cierto es que en Cartagena, lo usual es que los cartageneros reciban una atención en salud deficiente, en donde la falta de insumos, camas, y especialidades ha sido la regla no la excepción.
La magnitud del reto que impone el coronavirus en Cartagena, “obliga a gestionar colectivamente la atención y activar todo el sistema distrital de manejo de emergencias y desastres en la ciudad”.
Así lo expuso el doctor en economía del grupo de investigación Economía de la salud de la Universidad de Cartagena, Juan Correa Reyes.
El investigador explica que esta red está compuesta por la red de instituciones prestadoras de servicios de salud (IPS) determinadas por las empresas prestadoras de salud del régimen contributivo y del subsidiado (EPS).
En las EPS del régimen subsidiado recae una gran responsabilidad, por el mayor número de asegurados para atender la pandemia.
Correa agrega que en este grupo está la ESE Hospital Cartagena de Indias, “cuya obligación principal es atender a la población no cubierta por el aseguramiento: migrantes venezolanos, habitantes de calle, población pobre no cubierta, entre otros.
Esta red también está integrada por los organismos de socorro como Cruz Roja, Defensa Civil y Bomberos, los cuales no disponen de equipos de bioseguridad suficientes para atender esta emergencia.
Asimismo incluye a las alcaldías locales y los comités comunales o barriales.
“Estos grupos de emergencia territorial requieren entrenamiento y equipos de bioseguridad para adelantar unas campañas de seguimiento y contención de la población infectada que sea aislada en sus residencias. Así también la Policía Metropolitana de Cartagena y la Armada Nacional, que deben adecuar un grupo de miembros entrenados y dotados con equipos de bioseguridad para el manejo de situaciones difíciles o de orden público que puedan presentarse con pacientes infectados y para manejar los toques de queda permanentes, si fuera necesario”, expresa Correa Reyes.
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Lo cierto es que el panorama oscuro que plantea la llegada del COVID-19 a la ciudad, amerita que toda esta red se mueva en un solo sentido.
César Cárcamo, director de la corporación ‘Red de Veedurías Derecho y Vida’, expresó que “lo primero que se debe hacer en este momento es fortalecer la red de atención primaria, es decir los Centros de Atención Prioritaria de la ciudad, es decir hacerlos más resolutivos; porque constituyen la entrada de todas las personas que se quieran atender; o que presuntamente se sientan en cualquier momento con los síntomas ya sea o no del coronavirus”.
“De esta manera se descongestiona el segundo y tercer nivel, y serviría para que en el tercer nivel se atendieran los casos de mayor complejidad, que son los pacientes de la tercera edad, que pueden estar infectados, porque vamos a necesitar una verdadera atención de alta complejidad, como son las unidades de cuidados intensivos UCI”, agrega Cárcamo.
Para el veedor es clave que se fortalezca en la parte hospitalaria, la entrada de los pacientes a la unidad de cuidados intensivos, “ya que Cartagena es una ciudad que se encuentra desprotegida en número de camas de hospitalización y de camas de UCI, las cuales están en precariedad y hay que fortalecerlas”.
Ese fortalecimiento sería para el Hospital Universitario del Caribe, en donde se concentra el tercer nivel de la red pública en Cartagena y Bolívar; y la Clínica del Bosque, que según Cárcamo, “cuenta con espacios para que se fortalezca la UCI; que puede funcionar como una red alterna para todo lo que se puede venir con esta pandemia”.
En tercer lugar Cárcamo expresa que: “Las EPS deben establecer los servicios y las unidades prioritarias a sus afiliados; todas las EPS deben meterse ‘la mano al dril’, porque son los aseguradores del riesgo de todos los usuarios afiliados tanto del régimen contributivo, como subsidiado”.
El veedor sugiere que ambos sistemas, el público y privado, debe articularse en esta coyuntura para poder dar respuesta a las necesidades.
Por su parte en este punto Juan Correa Reyes apunta que “la red pública de la ESE Cartagena de Indias se encuentra en un deficiente estado como resultado de los despilfarros en la contratación de la infraestructura en administraciones anteriores y del retraso en los pagos de los servicios prestados a las diferentes EPS.
“Este último fenómeno se repite a su vez con las IPS privadas que por la vía de las glosas se dilatan los pagos de los servicios prestados, por lo tanto todo la red de servicios hospitalarios está afectada. En resumen, la red de servicios no cuenta con una capacidad para atender esta pandemia, pero cuantificar este déficit es muy difícil pues el Dadis no tiene disponible en su página web, estadísticas de aseguramiento actualizadas ni un inventario de la oferta de camas especializadas de la red de hospitales”, apunta Correa
Los ciudadanos del mundo están enfrentando un fenómeno al cual no estaban acostumbrados: restricciones, horarios para poder hacer sus compras, limitaciones de espacios, eliminación del espacio social, entre otros. Todo por cuenta del virus COVID-19.
Cartagena no es ajena a estas restricciones y el Distrito por orden del alcalde William Dau y autoridades competentes han puesto en marcha el toque de queda que obliga a los ciudadanos a pasar más en su casa, que fuera de ella, como medida aislamiento para evitar la amplitud de los contagios.
Para el experto Juan Correa, deben tenerse en cuenta las consideraciones que el Instituto Nacional de Salud ha proyectado como escenario para la población colombiana: un total de 3.989.853 personas infectadas, incluidos unos 550.600 casos severos, lo cual significa que difícilmente podrán salvarse dado el número de camas de cuidados intensivos disponibles (2 por cada 1000 pacientes y porque se encuentran ocupadas con otras patologías, en su gran mayoría).
“De acuerdo a este pronóstico expuesto por el Gobierno Nacional en el decreto de emergencia económica 417 de 2020, la pregunta del millón es cuántos casos severos de esos 550 mil le tocarán a Cartagena, si a la fecha tiene 10 enfermos de los 108 existentes en el país (7.4%).”, expresa Correa.
Finalmente el experto propone que se requieren tres tipos de inversiones: los equipos de protección y bioseguridad para todo el personal operativo y medico asistencial que debe atender la pandemia en sus diferentes etapas; y la dotación de salas de emergencia con equipos de cuidado intensivo y de ventilación inexistentes según los números previstos tanto en las IPS privadas como las públicas, como requisito de habilitación, para complementar los recursos nacionales para atender la pandemia.

