El control de ruido en el Centro Histórico constituye un desafío de ciudad. En los últimos días, un grupo de uniformados de la Policía Metropolitana de Cartagena recibió la certificación en el uso del sonómetro, un instrumento empleado para medir los niveles de presión sonora en un determinado lugar.
El taller de formación fue dictado por Julián Grijalba, arquitecto investigador en paisaje sonoro que, en 2018, realizó mediciones de ruido en el Centro, evidenciando un problema “crítico” de contaminación auditiva en el Corralito de Piedra.
La capacitación además busca fortalecer el conocimiento en el procedimiento policial para ‘cazar’ infractores del ruido con base en la sentencia 308 de 2019 de la Corte Constitucional, que dicta que esta autoridad puede usar implementos de medición auditiva para imponer medidas preventivas y correctivas.
“Estas mediciones de ruido tienen que estar en el marco de la normativa. Por eso hicimos el taller en métodos de medición del ruido, que es básicamente una consultoría técnico-científica porque los policías lo que van a hacer realmente es a operar unos equipos que están previamente certificados por laboratorios de acústica y que garantizan que las mediciones son completamente acordes a la normativa nacional e internacional”, explicó Grijalba.
El taller incluyó una práctica de medición en puntos estratégicos del Centro que arrojó que todos los establecimientos medidos superaban en mas de 20 decibeles el límite permitido que es de 60.

La Fundación Centro Histórico ha identificado 27 establecimientos de comercio de alto impacto.
“Los comercios de alto impacto proliferan en el sector pues tienen permiso de la alcaldía para funcionar hasta las 4:00 de la mañana. Sumado a los fenómenos de ilegalidad que prosperan alrededor de estos negocios, a tal punto que una de las zonas más deteriorada ya se le conoce como “El Bronx” (calles del Colegio y el Porvenir)”, sostuvo Isabela Restrepo, directora de la Fundación.
El Plan de Ordenamiento Territorial, POT, determinó como criterio las tipologías arquitectónicas y se configuraron los usos del suelo: residencial, institucional y comercial de bajo impacto (hoteles, almacenes, refresquerías, restaurantes y bares), es decir no están incluidas las actividades de alto impacto que generan ruido.
“La Unesco ha destacado la importancia de asegurar la permanencia de los residentes en los centros históricos, pero claramente el ruido es un factor que los expulsa”, dijo.
Residentes del Centro Histórico elevan una petición a la administración Distrital para que se incrementen los operativos de control y así reducir los indices de contaminación sonora.
“La esperanza de residentes y comercios de bajo impacto es que con esta nueva administración se recupere el Centro y se trabaje en preservar el patrimonio, la permanencia de los residentes, el respeto por las normas y la sostenibilidad del destino”, agregó Restrepo.
Asobares se pronuncia
La Asociación de Bares en el Centro Histórico expuso que en mayo de 2019 la firma Ingeniería & Consultoría Acustica S.AS. realizó capacitación a todos los establecimientos afiliados.
“Como resultado positivo podemos decir que en el 2019 no fue sancionado por ruido ninguno de los establecimientos afiliados a Asobares”, dijo María Teresa Vergara, presidenta de Asobares.
Vergara contó que para este 2020 como gremio continuarán realizando “control y seguimiento a los empresarios diagnosticados y diagnosticaremos acústicamente a los nuevos establecimientos afiliados. Necesitamos fiesta sana y segura, por esto Asobares no ampara ni protege a negocios ruidosos. En este sentido solo queremos que las pruebas de medición de ruido acústica cumplan con los principios de competencias, publicidad y contradicción”.