Es un hecho: a partir del 2028 empezaría a funcionar el nuevo aeropuerto de Cartagena en la zona de Bayunca.
En diálogo con El Universal el presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), Manuel Felipe Gutiérrez Torres, aseguró que se llegó a un consenso con los originadores tanto del proyecto de ampliación del Aeropuerto Rafael Núñez, como de la construcción de la nueva Ciudadela Aeroportuaria en Bayunca para ejecutar ambos planes.
“Existía la discusión sobre si era mejor ampliar el aeropuerto o hacer el nuevo, eso fue superado y logramos poner de acuerdo a los originadores, se definió que la concesión del Aeropuerto Rafael Núñez va hasta el año 2028, después entraría a funcionar el aeropuerto de Bayunca”, indicó Gutiérrez.
Respecto a las dudas y la preocupación que existen por la dilación en la aprobación de ambas iniciativas, que cursan en esa entidad desde hace un tiempo, el directivo de la ANI señaló que el cronograma está andando y ambos proyectos aeroportuarios quedarán aprobados este año.
Para el caso de la ampliación del Aeropuerto Rafael Núñez que se encuentra en etapa de factibilidad, se estima que sería aprobado por la Agencia a finales de marzo, mientras que para el nuevo aeropuerto se debe esperar hasta diciembre.
“El proyecto de ampliación del Aeropuerto Rafael Núñez quedaría aprobado en la ANI en un mes o un poco menos, es decir, a finales de marzo, apenas lo aprobemos vamos al Ministerio de Hacienda para que estos lo aprueben, eso se demora más o menos dos meses; una vez tengamos la aprobación, luego vamos al Departamento Nacional de Planeación (DNP) para hacer lo mismo y una vez aprobado el DNP salimos a contratar. Si existe algún interesado abrimos un proceso de selección abreviada, si no lo adjudicamos directamente. Para el caso del nuevo aeropuerto, la aprobación deberá esperar hasta finales de diciembre”, aseguró.
Esta respuesta de la ANI es un aliciente para competitividad aeroportuaria de la ciudad, ya que cada vez son más los pasajeros que llegan, creando un gran reto en el sector; sin embargo, con estos dos proyectos Cartagena arrancaría con una capacidad para movilizar unos 10 millones de pasajeros al año, y a futuro podría llegar a más de 35 millones de viajeros.
La ampliación del Rafael Núñez comprometería inversiones por más de 540 mil millones de pesos, necesarias para ampliar el terminal de pasajeros, el área internacional, la construcción de una pista de carreteo, parqueaderos y puentes de abordaje directos, necesarios para atender 8,5 millones de pasajeros al año, a partir de 2024.
Entre tanto, el proyecto del nuevo aeropuerto se construiría en un área de 900 hectáreas entre la Vereda Zapatero y el corregimiento de Bayunca, en la zona Norte de Cartagena, en un punto medio entre la Carretera de La Cordialidad, la Vía del Mar y la Ruta 90. Esta obra demandaría inversiones por 800 millones de dólares.
Aunque el presidente de la ANI destacó la importancia de ambos proyectos, considera que el nuevo aeropuerto le dará el potencial a la ciudad para ser un Hub internacional (centro de distribución o conexión de tránsito de mercancías o personas), al nivel de ciudades como Panamá.
“Este va a ser uno de los aeropuertos más importantes del Caribe, se le está apostando a que sea un Hub, que no solo aumente el tráfico para Cartagena, sino que pueda ser competencia en Panamá; ese puede ser un aeropuerto de carga importante y va a tener todo el espacio para poder crecer, pues aunque se construirán 900 hectáreas es posible crecer hasta 2 mil”, indicó.
Teniendo en cuenta que la concesión que tiene la Sociedad Aeroportuaria de la Costa S.A. (SACSA), actual operador del Aeropuerto Rafael Núñez, vence el 23 de septiembre de este año, se concertó extender el plazo de esta figura hasta marzo de 2021 con el fin de que la transición al nuevo concesionario no afecte el proyecto de ampliación.
“Decidimos extender el plazo de la concesión de septiembre a marzo del siguiente año, para evitar ese traumatismo de que se termine la existente y no se haya adjudicado la nueva; entonces se extiende el plazo de la concesión para que la vieja le entregue a la nueva y no haya un período muerto”, puntualizó.