El alcalde de Punta Cana, Ramón Antonio Ramírez, en su paso por Cartagena tuvo la oportunidad de ir a la playa. De repente sintió el asedio de vendedores ambulantes ofreciéndole toda clase de artículos a él y a las personas de República Dominicana que le acompañaban. “Ese fenómeno lo logramos superar en Punta Cana a través de acuerdos con el gremio de vendedores, con la Alcaldía de Punta Cana y con apoyo del Ministerio de Turismo. El vendedor en Punta Cana recibe una licencia de operaciones, una vez se capacita y cumple todos sus cursos, de los cuales salen conscientes de que hostigar al turista no hace parte de un buen servicio”.
“Aún estamos en la implementación de esas medidas. Cuando tienes muchas masajistas por ejemplo, lo que hicimos allá fue crear unos turnos para evitar el asedio a los turistas”, explica el mandatario.
“Quien no tiene una licencia de operaciones en Punta Cana y ofrece servicios se retira de la costa y se le impone una multa; si reincide va a la cárcel; pero hay un control exacto y una cantidad de vendedores por áreas de hoteles”, agrega el alcalde.
Con un conjunto de acciones encaminadas a optimizar los servicios turísticos fue como Punta Cana pasó, desde 1995, a ser uno de los destinos turísticos más codiciados del Caribe, cuando en los 80 era una tierra desolada, pero con unos activos claves: mar, sol, arena y palmeras. Se trata de parajes de ensueño iguales a los de Tierrabomba y Barú en Cartagena.
Hoy en Punta Cana se han erigido en sus 48 kilómetros de playas de arena blanca, Resorts todo incluido, hoteles boutique, 10 campos de gol a lo largo de la costa, y zonas para turismo de aventuras.
“Punta Cana no era un municipio, era una cesión del Distrito de Higuey, pero su impacto social está dado en cifras como la generación directa de 88 mil empleos, y más 162 mil indirectos; el 95% de las personas residentes en la ciudad viven del turismo”, dice Ramírez.
Aquellos nativos de la tierra virgen, pescadores y agricultores, hoy hacen parte de la industria. Por ejemplo los hoteles le compran el pescado o lo producido en sus parcelas, otro tanto trabaja para el turismo.
El destino logró cristalizar el sueño turístico y pasó a ser una industria sin chimeneas que mueve millones de dólares anuales que supera con creces a la de Cartagena. Solo el año pasado el turismo significó para Punta Cana la cifra de 7.600 millones de dólares, lo que representa un 22% de aportes al P.I.B de República Dominicana, al lado de la agricultura y la minería.
El alcalde Ramírez acompañado del embajador de República Dominicana en Colombia, José Ares, habla también de las medidas en cuanto al turismo sexual. “Eso lo controla la Procuraduría a través del área de Género; hay zonas con sitios en los que se ofrecen servicios sexuales pero están lejos de las áreas turísticas; y prevalece el control sobre estas para que no afecten la actividad”, explica.
“La seguridad en los hoteles es muy importante, no cualquiera entra, porque se preserva al turista”, agrega por su parte el embajador Ares.
En cuanto a robos a turistas el alcalde Ramírez cuenta que: “Es muy difícil ver atracos en zonas turísticas porque son áreas custodiadas por la Armada, la seguridad del hotel y la Policía; en cuanto a zonas de playa públicas en las que el turista se mezcla con la comunidad (residentes) ahí está siempre atenta la Armada y la Policía Turística, que son agentes especializados en servicios turísticos”, dice el funcionario.
De esta manera salta a la vista la importancia que le dan en Punta Cana al turista y en donde las autoridades convergen para protegerlo, y de paso proteger el buen nombre del destino turístico a nivel mundial.
Punta Cana tiene publicidad y una promoción en revistas y canales de televisión internacionales. En CNN, por ejemplo, es común ver un comercial sobre la ciudad y sus ventajas comparativas.
“Los recursos para esa estrategia de promoción internacional salen del mismo turista; al visitante se le exige una carta de turista que tiene un valor de 20 dólares que se le cobran con su boleto, esos recursos van a un fondo de promoción que es manejado por el Ministerio de Turismo”, explica el alcalde. La mayoría de turistas que llegan a Punta Cana son norteamericanos y canadienses en un 57%; luego viene el mercado europeo incluido el ruso que está en crecimiento.
El alcalde de Punta Cana explica que en las áreas de playa y marinas han tenido eventos e incidentes con bañistas y embarcaciones, por ser el día a día de las actividades turísticas, pero aclara que hay todo un protocolo de atención de emergencias y unas zonas bien delimitadas para cada actividad.
“No es que no sucedan eventos, sí pasan; pero hay un control de la Marina permanente sobre las rutas que deben seguir las embarcaciones; por ejemplo, aquí en Cartagena he visto los Jets-Ski, allá en Punta Cana están prohibidos”, explica el alcalde.
Ha sido de esta manera que Punta Cana logró convertirse de la nada, en un destino obligado en el Caribe, con sol, mar, palmeras y zonas ecológicas por encima de ciudades con más ventajas comparativas como fortalezas o patrimonio histórico, como por ejemplo Cartagena de Indias.
