Un grupo de mujeres sordomudas de la Localidad 2 recibió, por primera vez, instrucciones sobre violencia intrafamiliar y cómo combatirla.
Este proceso hace parte del programa “Prevención y reducción de los factores de riesgo de violencia en las mujeres”, que organiza la Alcaldía de la Localidad 2, con el apoyo de la corporación Corsodimarp.
Marilyn Pasco González, trabajadora social y facilitadora del programa, contó que 250 mujeres de la Localidad 2 fueron escogidas para participar en los talleres, pero al mismo tiempo se hizo una alianza con la “Fundación Manos para la Vida”, que, entre sus objetivos misionales, contempla la rehabilitación de la población sordomuda de Cartagena.
“De esa población escogimos más de diez mujeres (algunas con sus hijos, quienes también padecen la limitación) y las integramos a la población oyente, porque se trata de romper las barreras sociales que a veces imponen los mitos sobre las condiciones físicas de las personas”, indicó Pasco González.
Asimismo, explicó que, históricamente, las mujeres sordomudas de los sectores pobres de Cartagena siempre han sido “violentadas, empezando en algunos de los barrios donde viven. Allí se ha detectado que hay hombres especializados en seducir a niñas mudas, sordas o invidentes para abusar de ellas sexualmente. La otra violencia ocurre en algunos hogares donde los limitados físicos son dejados a su suerte. Otro tipo de violencia ocurre cuando algunas de ellas salen embarazadas, se van a vivir con el padre del hijo y este las somete bruscamente. Y la peor de las violencias es institucional, porque ellas acuden a una comisaría de familia, por ejemplo, y los funcionarios, por salir del paso, les aplazan las citas o les dicen de una que no pueden atenderlas por no tener intérpretes”.
De ahí en adelante, según Marilyn Pasco, comienza otra preocupación para la víctima porque debe procurar la consecución de un intérprete, que si no es amigo de ella, lo más probable es que le cobre y no siempre se tienen recursos monetarios.
Anotó que no solo se practica la violencia sexual contra las sordomudas sino también contra sus hijos, “quienes algunas veces heredan la limitación, pero todo eso se queda en el silencio, porque no hay mecanismos eficaces para romper con la impunidad”.
En cuanto se iniciaron los talleres, la Fundación Manos para la Vida facilitó dos intérpretes, quienes se ocuparon de transmitir a las sordomudas el conocimiento que impartieron los psicólogos y abogados de la corporación Corsodimarp.
“Los talleres se hacían en un solo salón –indicó Pasco-, pero a las sordomudas les habilitamos un círculo semi cerrado, donde los intérpretes trabajaban sin interferir en la atención de las mujeres oyentes”.
Finalizados los talleres las sordomudas quedaron capacitadas para saber cómo identificar la violencia hogareña y marital, en cualesquiera de sus formas; pero también saben cómo protegerse ellas y a sus hijos de los abusadores sexuales, dónde y cómo interponer una denuncia.
“Cuando les hablamos de esto último, utilizamos material visual para que comprendieran cuál es la ruta de la atención. Les mostramos los logos de cada institución, lo que a la larga sirvió también para las oyentes, porque es más fácil grabarse en la mente la simbología del Bienestar Familiar o de la Fiscalía, por ejemplo”, señaló la facilitadora.
Antes de que comenzaran las caracterizaciones y los talleres en firme, las mujeres, sordas y oyentes, de barrios como El Pozón, Olaya Herrera, La Esperanza y Zarabanda llevaban muchos años aceptando que la violencia hogareña y marital supuestamente hace parte de los derechos que tienen los hombres, por ser los proveedores del ámbito en que fueron criadas.