Los desmandes que se produjeron el domingo en la noche en Los Calamares fueron producto del desafío que centenares de jóvenes le hicieron a las autoridades distritales, pues en este barrio no fue autorizado el tradicional desfile ni otro evento novembrino público.
Fue a través de redes sociales que se citaron para gozar y festejar en las calles de esta zona.
Así lo informó el presidente de la Junta de Acción Comunal de Los Calamares, Juan Carlos Mendoza, asegurando que ese día hubo cerca de 8 mil personas en el barrio, de las cuales la mayoría llegaron procedentes de otros sectores de la ciudad.
“El IPCC es quien da la orden para realizar los bandos o los desfiles, y aquí no se autorizó ningún evento masivo. Desde la iglesia católica hasta los propios residentes recogieron firmas y pasaron un derecho de petición a la Alcaldía solicitando no dar los permisos, para evitar los desmanes que se vivieron el año pasado. Sin embargo, en las redes sociales muchos jóvenes desafiaron esa orden y se citaron aquí, decían que aunque no hubiese desfile ellos iban a hacer su festejo”, señaló Mendoza.
Y así sucedió. Las tres calles principales de Los Calamares se atiborraron de personas, de vehículos con máquinas de sonido, de vendedores ambulantes y abundante licor. Los actos delictivos tampoco se hicieron esperar. Un residente del barrio que pidió no revelar su nombre le dijo ayer a El Universal que hubo cerca de 20 atracos y varias peleas, por lo que las tradicionales tiendas tuvieron que cerrar a eso de las 7 de la noche.
Precisamente las riñas motivaron la llegada de la Policía Metropolitana de Cartagena y su Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), que para controlarlas recurrieron a los gases lacrimógenos y a la fuerza. “Se vivió un caos, esos pelaos parecían unos vándalos tirándose piedras con los policías, de vaina aquí no hubo gente inocente herida”, recalcó otro habitante.
Cabe recordar que en el 2018, también para la misma celebración, en Los Calamares un hombre terminó muerto al ser acuchillado con una navaja por otro individuo, a eso de las 8:30 de la noche. Este año por fortuna no hubo crimen, pero en la ciudadanía queda la sensación de que los festejos en este barrio son riesgosos, pues los últimos desmanes así lo indican.
Para el presidente de la JAC, a pesar de todo eso, está demostrado que los desfiles no son la causa de los desórdenes, pues estos se hacen hasta las 6 de la tarde con carrozas y personajes novembrinos en medio de un ambiente en paz.
“Se comprobó que el problema no es el bandito ni los desfiles, este año no se hicieron y fue incluso más gente que el año pasado. El tema es que la policía debe vigilar y controlar, pero lo que hace es arremeter con fuerza, para ellos es más fácil usar el ESMAD que prevenir”, sentenció Mendoza.
Se espera que para el año 2020 el desfile retorne y no vuelvan a presentarse disturbios.
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