Quince viviendas del sector Revivir de Los Campanos, en el barrio San José de Los Campanos, están a punto de caer al lecho del caño Matute, que cruza por esos predios.
El aviso lo dio la presidenta de la Junta de Acción Comunal de ese sector, Agripina Perea Valencia, quien explicó que el caño en cuestión es el mismo que baja de las colinas del municipio de Turbaco y cruza por los predios de los barrios Villa Rosita, Las Palmeras, Fredonia y desemboca en la Ciénaga de La Virgen.
Revivir de Los Campanos es uno de los sectores de las afueras de Cartagena con más afluencia de desplazados por el conflicto armado, provenientes de diferentes partes del país; y últimamente de Venezuela, lo que, al parecer, ha incrementado los índices delincuenciales en cuando a latrocinio y venta de estupefacientes.
Tiene 16 años de fundado. Pertenece a la Localidad 3. Cuenta con 235 viviendas y 1.600 habitantes. Comparte vecindad con los barrios Ternera, La Princesa y Simón Bolívar. Está clasificado como estrato uno.
De acuerdo con Perea Valencia, en los dos últimos años las corrientes han ido socavando las riberas del arroyo, lo que ha redundado en el peligro en que se encuentran las viviendas en mención.
“Se trata --añadió-- de un asunto que ya tenemos dos años de estar comunicando al Gobierno Distrital y a los medios de comunicación, pero la situación se agrava cada vez más, sobre todo porque cada vez que llueve el arroyo se desborda e inunda nuestras calles”.
Asimismo, relató que una empresa privada, que desarrolla proyectos urbanísticos en terrenos cercanos a Revivir de Los Campanos, “se nos ofreció para intervenir el caño y hacer que las aguas fluyan sin perjudicar al sector. Con eso el Distrito se ahorraría mucho dinero y de paso nos quitaríamos ese problema de encima, pero los de la empresa dicen que lo primero que debe hacerse es que la Alcaldía reubique a las 15 familias que están en peligro, pero no se ha podido conseguir esa reubicación”.
Anotó que, durante los aguaceros, no solo se inundan las calles, sino que también se derrumban los árboles sembrados en las riberas del caño, mientras que los pocos que quedan en pie ya muestran las raíces de tanta tierra que han arrastrado las corrientes, “aunque también hay que reconocer que una de las causas por las cuales se desborda el caño es por las cantidades de basura que le echan, no solo en Los Campanos, también en los barrios de La Cordialidad”.
De otra parte, los vecinos admiten que por ser un barrio con mucha afluencia de foráneos de escasos recursos, la seguridad no es la mejor, pues periódicamente se ven atracos y venta de estupefacientes, aunque la dirigencia comunal dice no quejarse de la labor de la Policía Metropolitana de Cartagena, cuyos agentes “no dejan de hacer sus rondas y de acudir oportunamente cuando uno los llama”.
En cuanto a servicios públicos, los activistas cívicos afirman que “no son excelentes, pero se puede decir que funcionan bien. Lo único que nos tiene inconformes es que las facturas de la energía eléctrica vienen muy costosas, cosa que no es lógica para una comunidad clasificada como estrato uno. También estamos luchando para que por fin le pongan alcantarillado a la manzana A”.
El barrio cuenta con cinco calles sin pavimentar, las cuales fueron contempladas en un proyecto en el que se involucrarían el Banco Interamericano de Desarrollo y la Alcaldía de Cartagena, con el fin de pavimentar todo el barrio con un presupuesto de 15 millones de dólares, “pero como no hemos tenido un alcalde estable, la cosa ha quedado en nada”.
El transporte público con que cuenta el sector son las mismas busetas y buses que ingresan a San José de Los Campanos, pero la comunidad está ilusionada con la propuesta de la misma constructora que quiere adecuar el caño Matute.
“Ellos dicen que podrían pavimentar nuestra vía principal y construir un puente que nos comunique con la Universidad San Buenaventura para que el barrio tenga doble evacuación vehicular y nos descongestionaríamos automáticamente”.



**Los jóvenes asisten al colegio Ambientalista, que es el único plantel que tiene el barrio.
**Por no tener un puesto de salud, los pacientes iban al centro médico de Ternera, pero últimamente los están trasladando para el barrio El Socorro, lo que implica una gran dificultad en el traslado.
**No hay canchas ni parques, pero dos terrenos que podrían usarse como tal están siendo ocupados por particulares.
**Es pobre el sentido de pertenencia en la mayoría de los habitantes.


