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Cartagena

Santa Mónica, el silencio salió huyendo

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Carmelo Jiménez Zabala, el presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Santa Mónica, añora los tiempos en que ese barrio era un pequeño grupo de casasfincas, donde el silencio era el primer habitante.

Pero, al igual que sus antiguos vecinos, no sabe en qué momento unas cien familias comenzaron a vender sus casonas, las cuales se convirtieron en edificios, almacenes, minimercados, talleres, restaurantes y bares, con la consiguiente ocupación del espacio público y los trancones vehiculares.

Lo que eran grandes espacios poblados de árboles y humedales para el ganado, ahora son centros comerciales atravesados por carreteras y parqueaderos que no dan abasto a tantos automotores durante todo el día.

“Lo que ha traído todo eso --dice Jiménez Zabala-- es el crecimiento de la inseguridad. Ahora roban a cualquier hora y en cualquier parte del barrio, porque los ladrones en moto tienen las calles como pasadizos para entrar, delinquir y emprender la fuga”.

Santa Mónica tiene más de 60 años de fundado. Es estrato cuatro. Pertenece a la Localidad 3. Sus vecinos son los barrios El Socorro, La Plazuela, San Pedro, la carretera Troncal de Occidente, el Cementerio Jardines de Cartagena y Alameda la Victoria.

En estos momentos, la dirigencia comunal no alcanza a calcular cuántos predios y habitantes tiene el barrio, dado que las casonas convertidas en edificios han triplicado las familias y fundado una población  flotante, cuyo número tampoco entra en las precisiones de los activistas cívicos.

Una parte de esa población flotante son los vendedores ambulantes y estacionarios, quienes, según la JAC, se han ido transformando en una molestia en cuanto a ocupación indebida del espacio público, aunque los llamados negocios formales tampoco es que se queden muy atrás hablando de ese mismo tema.

El advenimiento de bares y licorerías ha estimulado el latrocinio motorizado, lo mismo que la aparición de edificios provocando la ineficiencia del servicio de energía y el colapso de las redes del alcantarillado.

“En alguna ocasión --cuentan los líderes-- solicitamos que se prohibiera el parrillero en moto, pero no prosperamos. A cambio de eso, nos pusieron tres cámaras en las calles más críticas, pero un día que fuimos a revisarlas para ver los detalles del atraco que había sufrido una vecina, ¡oh, sorpresa!, ninguna de las cámaras servía”.

Donde antaño hubo árboles, ahora crecen edificios sin tregua. foto julio castaño
Donde antaño hubo árboles, ahora crecen edificios sin tregua. foto julio castaño
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