Encontrarse un insecto “nadando” en el guiso de su comida o verlo caminar en la mesa del restaurante donde usted se alimenta es repugnante, podría pasarle a cualquiera, pero es algo que no puede dejar pasar y que debería denunciar ante autoridades de salud.
Solo imagine a ese insecto rondando sus alimentos o patas arriba y a punto de convertirse en un bocado más. Ese escenario no es descabellado en Cartagena, pues en este año se han cerrado temporalmente diez restaurantes y dos puestos de comidas, en sectores diferentes, por mala manipulación de alimentos o por incumplir normas sanitarias.
Si usted acostumbra a comer fuera de casa, fíjese bien dónde lo hace y que el sitio por los menos se vea limpio y esté libre de malos olores, aunque esto realmente no garantiza nada. El más reciente sellamiento sorprendió a muchos y causó revuelo.
El 12 de septiembre, el Departamento Administrativo de Salud Distrital (Dadis) cerró dos tradicionales coctelerías del Centro Histórico, no por algo que podamos observar a simple vista como un insecto, un lugar sucio o preparadores sin la protección exigida por ley.
La invisible pero dañina salmonella, un agente patógeno que no debe estar presente en ningún alimento, fue encontrada en productos como camarón, caracol y mariscos. Esta bacteria puede causar fiebre, diarrea y vómitos.
¿POR QUÉ REABRIERON?Gustavo Orozco es líder del programa de inspección y vigilancia de medicamentos y alimentos del Dadis, tiene doce años en esa división. “Se tomaron unas muestras a esas dos coctelerías, salieron con un cierto grado de contaminación microbiana pero no era riesgoso para la salud”, explica.
“Se les dijo a ellos, que aplicaran todas las medidas tendientes a evitar la proliferación de los microorganismo patógenos en los productos”, añade. Pero, un mes después, tras un segundo monitoreo el Dadis, mediante exámenes de laboratorios, encontró salmonella y procedió al cierre.
Para reabrir, el organismo de salud exigió a los dueños de las coctelerías medidas de control, mejoramiento de limpieza y desinfección. Es decir, una vez superan la falla encontrada, el puesto de venta o establecimiento puede volver a recibir comensales.
“Ya hicieron otros exámenes y demostraron que están cumpliendo, ahora estamos en un plan de seguimiento, o sea vamos a repetirle los exámenes a todas las cocteleras para ver cómo sigue la implementación de las buenas prácticas de manufactura en cada una de ellas”, sostiene Orozco.
PRUEBAS Y MONITOREOSPero, ¿con qué cuenta Cartagena para vigilar que la comida comercializada, al por mayor, en restaurantes o ventas sobre la vía pública tenga las mínimas condiciones de preservación y preparación requeridas por el Ministerio de Salud?
Orozco explica que realizan campañas de sensibilización, además de los cierres o medidas sancionatorias a los casos más graves, detectados por monitoreos y visitas de rutinas de esa dependencia y por quejas de la comunidad. Tienen 25 inspectores, entre profesionales y técnicos del área de la salud.
“Nosotros revisamos establecimientos preparadores y establecimientos comercializadores, y los que comercializan al por mayor y por menor. Son 3330 establecimientos que nosotros vamos a vigilar mediante visitas de inspección donde se identifica el cumplimento normativo”, afirma.
Adicionalmente, toman unas 350 muestras para pruebas de laboratorio. Las muestras y las visitas “son dos indicadores diferentes para hacer una evaluación a los productos que se comercializan en los establecimientos”. Dependiendo de los resultados, cada establecimiento puede ser visitado entre una o dos veces al año, solamente.
Según Orozco, también realizan inspecciones a puestos de ventas de comidas informales en la calle. “Si no cumplen les hacemos suspensión de actividad. Enviamos una remisión a Espacio Público para que determinen si los levantan (desalojan) o no”, dice.
CIFRAS DE CIERRESEn 2014, el Dadis selló temporalmente 30 establecimientos en Cartagena, 25 de ellos restaurantes, el resto correspondió a droguerías, estancos y licoreras. El año pasado los cierres fueron 15 en total, incluyendo dos locales de ventas de carnes en el Mercado de Bazurto.
Quejas recibidas a través del Facebook del Dadis también han motivado sellamientos temporales.
“Ayer fui al Mall del Castillo y había insectos en la ensalada, al momento de poner las quejas la persona que me atendió fue apática y grosera. Por favor tomar medidas y verificar qué tan buen uso de manipulación de alimentos tienen estos restaurantes tan reconocidos”, escribió hace unos meses una usuaria la red social del Dadis.
La denuncia decantó en el cierre de dos restaurantes que, a los días, abrieron nuevamente sus puertas a los clientes.
Según Gustavo Orozco, las quejas más frecuentes son por presencia de cucarachas, otros insectos, o roedores en los sitios de comercio de alimentos. Aunque también recomienda estar alerta sobre otro tipo de factores como condiciones de limpieza, que no haya animales domésticos, o si se encuentran productos vencidos y sin registro Invima.
En los casos reincidentes podría haber multa o cierre definitivo del establecimiento. Las multas oscilan entre los 3 y 6 millones de pesos, que hasta el momento solo se han impuesto a establecimientos formales de ventas de medicamentos.
SITUACIÓN EN BOLÍVAREl ingeniero Antonio Pérez Villalba, líder del programa de inspección de alimentos en el departamento de Bolívar, afirma que han intensificado la educación de manipuladores de los alimentos, “teniendo en cuenta que de allí depende mucho la inocuidad de los productos”.
“El año pasado capacitamos a unos 1500 manipuladores y hoy llevamos más de 2000. Hemos reducido a nivel departamental en más de un 75 % las enfermedades transmitidas por alimentos”, comenta.
Esta semana una comisión inspecciona Magangué. “Es un municipio extenso, un puerto donde se comercializan bastantes productos, hemos enviado cinco ingenieros de alimentos y cuatro técnicos, específicamente a vigilar y controlar el almacenamiento de los alimentos”, sostiene.
En todo el departamento, van 1592 acciones de decomiso de alimentos mal estado, este año. “También hemos cerrado alrededor de 20 establecimientos de comercialización de ventas de alimentos hasta el momento”, asegura el ingeniero Villalba.
“Estamos encontrando en los establecimientos donde están preparando comidas rápidas y en los mismos restaurantes, las salsas, como la mayonesa, y los aceites vencidos, esa es una de las primeras causales de decomiso, lo otro es el mal almacenamiento. Los dueños de los negocios en muchos casos no saben cómo almacenar sus alimentos”, cuenta.
Para vigilar todo el departamento de Bolívar, incluyendo el Programa de Alimentación Escolar (PAE), el programa de inspección de alimentos cuenta con ocho ingenieros, dos técnicos administrativos, cincuenta técnicos en el área de la salud. “En cada municipio tenemos a una persona que inspecciona los establecimientos”, dice Pérez.
“Nosotros nos hemos comprometido y es nuestra responsabilidad, visitar todos los establecimientos gastronómicos que existen en el departamento para controlar tanto en el área urbana como el área rural”, puntualiza el ingeniero.
