comscore
Cartagena

“En El Universal se hace carrera y familia”: Karina Medina

Compartir

“He tenido la oportunidad de tocar tres veces las puertas de este periódico y en esas tres ocasiones me han dicho bienvenida. Motivo por el cual, vivo agradecida con esta empresa en la que disfruté muchos de los mejores momentos de mi vida profesional y personal”

Recuerdo que toqué las puertas del periódico, por primera vez, la mañana de un viernes de finales de julio del 92. Tenía 21 años. Acababa de llegar a Cartagena (de Barranquilla) recién graduada de periodista y recién casada, con la ilusión de encontrar una buena oportunidad laboral. Tenía cita con el jefe de redacción de entonces, Oswaldo Sotomayor, gracias a la recomendación del periodista, Vicente Arcieri, a quien ya había conocido, tiempo atrás, en El Heraldo, cuando realizaba mis pasantías.

—Karina quiere hacer parte del combo de barranquilleros que integran la redacción del periódico. —Así le dijo Vicente a Soto, como después, en confianza, empecé a llamar al jefe, quien de inmediato me hizo seguir a su oficina, con una amplia sonrisa. ¡Los barranquilleros gozaban de su aprecio!

El lunes siguiente, bien temprano, ya me habían asignado fuente noticiosa. ¡Más emoción imposible! Salí con grabadora en mano a buscar la información requerida, y regresé por la tarde cargada de denuncias de líderes de algunos de los principales barrios de la ciudad. La dicha no paró ahí. ¡Qué alegría me llevé  al ver mi información publicada! No se me olvidará jamás que con ella aprendí mi primera lección: Ser cuidadosa con el dialecto currambero al momento de redactar noticias locales.

—¿Nevada de buses sin control?—Soto, gritó histérico desde su oficina, repitiendo varias veces: ¿nevada? ¿Qué carajos quiere decir eso?

—¿Cómo así, pues la nevada de buses—le respondí aturdida, al no entender su gritería, ni el asombro que la palabra nevada le había causado. Menos mal, que enseguida los periodistas barranquilleros me rodearon para explicarle que en nuestra ciudad así le decían a los parqueaderos de rutas urbanas. Sotomayor terminó riéndose del término que yo había utilizado, a la par de mis compañeros. Por supuesto, no faltó después la retahíla de recomendaciones para redactar mis próximas noticias.

Con el paso del tiempo me asignaron la coordinación de las páginas empresariales; tuve a mi cargo la edición que circulaba en Sucre y formé parte del equipo de redactoras sociales y del comité editorial de Periódicos Asociados que seleccionaba el contenido de la revista Nueva, que aún circula semanalmente con el periódico.

Muchos de mis mejores amigos los encontré en la sala redacción. Más que una amistad formamos parte de una gran familia que se apellida El Universal. Por eso, no puedo dejar de mencionar  en esta nota a Heidy Llanes, Irene Cassalins, Pilar Mora, Milton Cabrera, Víctor Sánchez, Gustavo Tatis, Gustavo Arango, Eulalia Pinedo, Manuel Lozano y Milena Conrado, todos excelentes periodistas y maestros, con quienes trabajé codo a codo, literalmente, pues no solo compartimos escritorio, sino vivencias únicas, risas, lágrimas, el estrés del cierre de páginas, los corre-corre detrás de buscar una información y la satisfacción de ver publicada al día siguiente nuestras noticias. ¡De verdad, a toda esta gente la llevo en mi corazón!

Después de siete años, tuve que hacer un alto en mi carrera para dedicarle mayor tiempo a mi familia, ya para entonces tenía dos hijos que cambiaron mis prioridades. Así que en el 99, tomé la decisión de retirarme, convencida de que mi ciclo con el periódico había terminado.

SEGUNDA Y TERCERA VEZ

Después de cinco años de estar por fuera de El Universal, haciendo periodismo freelance me llegó el run-run de que necesitaban a alguien que hiciera un par de vacaciones, así que decidida volví a pedir empleo a sus directivas, quienes, una vez más, me dijeron bienvenida. Claro, muchas cosas habían cambiado. Me tocó adaptarme, rápidamente, a las nuevas formas de enviar los textos a las plataformas de diseño y armada de páginas. Como se dice popularmente, por fortuna, le cogí el tiro al asunto en menos de una semana. Cuando terminé con la labor asignada me toco despedirme por segunda vez. Debo confesar que en esa ocasión me dio más nostalgia dejar el periódico. En mis planes estaba quedarme pero en esa época no había cargos disponibles.

No sé exactamente cuánto tiempo pasó, pero sí recuerdo la felicidad que me embargó el día que me llamaron por tercera vez a trabajar en El Universal. En esta última temporada, estuve dos años y medio como editora de la guía turística Dónde, dichosa de la vida, recorriendo y visitando los sitios más hermosos de la ciudad. Asimismo, disfrutando al máximo de la alegre camaradería que se vive en el departamento de Publicidad, sección del periódico que posee el mejor ambiente de trabajo.

Hace cinco años que me encuentro residenciada en Bogotá, emprendiendo nuevos sueños. Acabo de terminar mi Opera Prima titulada Las Mieles de la bendición, como trabajo de grado para la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional. No me resta sino decirles que celebro este 67 aniversario deseándoles muchos más éxitos, que sigan cumpliendo más y más años. A las directivas, jefes, compañeros, amigos, mi familia Universal, un abrazo fuerte lleno de bonitos recuerdos. 

Karina cuenta su paso por El Universal. ARCHIVO
Karina cuenta su paso por El Universal. ARCHIVO
Únete a nuestro canal de WhatsApp
Reciba noticias de EU en Google News