Ely Luz Bustamante Muñoz, de 31 años, ha levantado a su hijo Jesús David, sola, pero asegura que el apoyo que ha encontrado en la Fundación Rei hace que se sientan como en familia.
Es necesario que el niño lleve pantalones cortos o que él o su madre lo mencionen, para que la gente se percate de su situación de discapacidad.
Jesús, que, debido a una malformación congénita, nació sin su pie derecho, pero aprendió a manejar su prótesis de tal manera que esta le permite hacer todo lo que haría un niño con sus extremidades completas.
HIJO DE LA FUNDACIÓN REI
A los nueve meses de haber nacido, Ely consiguió que Comfamiliar, EPS a la que pertenece, autorizara el tratamiento integral que su hijo necesitaba para llevar una vida completamente normal y con ello empezó a materializarse el sueño de verlo caminar.
Fue así como llegaron a la Fundación Rei, una institución sin ánimo de lucro que lleva 40 años atendiendo a la población discapacitada de Cartagena, que no cuenta con los recursos para recibir la atención especializada que necesita.
En la IPS para la rehabilitación integral, Jesús ha asistido por 9 años a sesiones de rehabilitación, fisioterapia, terapia ocupacional y sicología, entre otras y a medida que va creciendo le van haciendo los ajustes que necesita la prótesis que le permite caminar, hacer deporte y convertirse en un “as” del balompié.
Gracias a su amor por el fútbol, este pequeño “Pibe”, como le dicen sus compañeros, es un reconocido personaje en San José de los Campanos, donde vive con su mamá y sobre todo en su colegio, el María Montesori, donde cursa cuarto de primaria.
“Jesús lleva una vida normal. Juega, corre y siempre ha llevado su discapacidad con normalidad. Tengo muchas cosas que agradecerle a la Fundación Rei, pero sobre todo el haber contribuido para que mi hijo sea un niño feliz”, dice Ely Luz.
LLEGARON PARA QUEDARSE
Una hermosa historia es la que cuentan Evin Julio González, de 48 años, y su compañero Emigdio Gaviria, quienes ingresaron a la Fundación, hace 14 años, en busca de ayuda y se quedaron haciendo parte de su importante misión de ayudar a integrar e incluir a la población en situación de discapacidad a la sociedad.
Después de sufrir un accidente de tránsito en el que perdió parte de su pierna izquierda, Evin llegó a la IPS para la rehabilitación integral, donde además de recibir su prótesis inició unos talleres de joyería.
“Lo primero que hice fue un taller de joyería, pero después de eso me llamaron para hacer uno de elaboración de prótesis. Desde entonces trabajo en el laboratorio”, cuenta Evin, agregando que su trabajo le proporciona gran satisfacción porque le permite ayudar a las personas que están en su misma condición.
La historia de Emigdio, aunque un poco similar, recuerda que la discapacidad puede tocar a cualquiera en el momento menos esperado.
“A raíz de un golpe que me dieron en la pierna derecha jugando fútbol me dio una osteomelitis crónica (infección del hueso), por lo que tuvieron que amputarme, por eso vine a la Fundación Rei”, cuenta el arjonero, de 40 años.
Igual que Evin, tras varias capacitaciones Emigdio se apasionó por su trabajo y hoy es ortoprotesista certificado y ha tenido la oportunidad de capacitarse en países como El Salvador, Nicaragua y Eslovenia con el apoyo de organizaciones internacionales y Rei.
Ahora Emigdio trabaja fuertemente para que las prótesis de los pacientes que llegan a la fundación se adapten lo mejor posible a sus necesidades, no los maltraten, no les causen dolor y esto les permita llevar una vida plena, como la suya.
LA FUNDACIÓN
La Fundación Rei, situada en Olaya Herrera, ofrece servicios de rehabilitación integral y tiene, además su propio laboratorio ortopédico en donde se fabrican los dispositivos protésicos para personas con amputaciones o malformaciones congénitas en miembro superior o inferior.
Tengo muchas cosas que agradecerle a la Fundación Rei, pero sobre todo el haber contribuido para que mi hijo sea un niño feliz”



