Una de las anexiones estatales que hace rato está a la deriva es la Inspección de Policía de Bocagrande (Lea: El deterioro consume a la Inspección de Bocagrande).
Aislado por completo de la tecnología, el mencionado despacho sigue en los rezagos del siglo pasado, prácticamente funcionando por inercia y con ‘respiración artificial’ que le proveen las tres o cuatro personas que a diario acuden a esta oficina para tratar de cumplir con sus responsabilidades laborales.
Las sillas, un escritorio y las pocas herramientas de trabajo que poseen son viejas y desgastadas por el uso y abuso necesario a que son sometidas, o simplemente no funcionan.
Inmediatamente después de la oficina de la inspectora de Policía hay un cuarto sombrío con un saturado armario que es usado como archivador y que hace bastante está desbordado de bolsas plásticas negras llenas de expedientes.
La Inspección es engullida lentamente por ese hacinamiento de cosas que la despojan de orden y comodidad (Lea: Inspecciones de Policía en Cartagena urgen reparaciones).
NADA ESTÁ SISTEMATIZADO
En un rincón, sobre el viejo escritorio de la inspectora de Policía, permanece hace mucho tiempo un descontinuado computador de mesa cubierto con bolsas y seguramente desahuciado.
Cuenta uno de los funcionarios que el mencionado equipo fue suministrado por la Administración Distrital, pero llegó dañado, pues nunca ha funcionado.
Los funcionarios no se deshacen del computador ni de otras cosas inservibles y empolvadas que ocupan espacio en la Inspección, porque están registradas en el inventario oficial del Distrito y “después van a venir a cobrárnoslas para que se las paguemos como nuevas”.
PROBLEMA SANITARIO
Resulta vergonzoso entrar al espantajo de baño que tiene la Inspección de Policía de Bocagrande, o mejor dicho, que no tiene (Lea: Hay microtráfico en Bocagrande, pero lo camuflan (Lea: Hay microtráfico en Bocagrande, pero lo camuflan).
Con penurias lo usan sus pocos funcionarios: no tiene flujo directo de agua por tubería, de manera que como pueden, con balde en mano, se valen de un punto de riego que hay por fuera de la pequeña oficina, para aprovisionarse de agua y poder bajarlo.
Tampoco hay lavamanos, pues este accesorio se encuentra tirado en el piso como símbolo palpable del arruinado estado en que se encuentra esta oficina estatal. Obviamente su reducido personal trabaja en medio de grandes incomodidades.

