En basurero y letrina pública está convertida un área adyacente al Callejón Nuevo Dandy, aledaña al Caño de Bazurto.
Es el mismo sitio donde en los días previos a las Festividades de La Candelaria y durante estas celebraciones, fue tomado por varias personas para instalarse allí día y noche con sus caballos, mulos y burros, lo cual mantuvo en vilo e insalubridad durante una semana a la comunidad cercana.
Pero el problema no se fue con los ocasionales huéspedes que cada año usurpan el lugar, pues los fétidos olores continuaron, producto ahora de que cualquier sujeto que transite por el sector ve ese terreno, medianamente enmontado, como la alternativa inmediata para resolver sus necesidades.
José Rodríguez Burgos, uno ciudadanos directamente afectados por esta situación, considera que el problema empeora por la soledad que impera en este sector y que se convierte en cómplice de indigentes, gamines, recicladores y de hasta conductores de vehículos de empresas y de servicio público.
Igualmente el manglar que se extiende a la orilla del caño parece invitar a los inescrupulosos a frecuentar esta zona común, con lo cual ya los vecinos están desesperados, pues los olores son insoportables, especialmente si son arrastrados por la brisa hacia los ventanales y patios.
Rodríguez Burgos agrega que los indigentes ya saben que en el sector la ausencia de la autoridad policial es prolongada, por lo cual también han convertido el sitio en su dormitorio, y cree que no falta mucho para que esas mismas personas empiecen a levantar cambuches allí, a la vista de todo el mundo.
“La vez pasada dejaron un perro muerto y ahí estuvo durante tres días, y por supuesto el olor era insoportable”, complementa José Rodríguez.
Todos los factores anteriores crean allí una atmósfera desagradable y de alta inseguridad para quienes transitan y viven en el Callejón Nuevo Dandy.
“Una vez al tratar de impedir que echaran basuras en ese terreno, un tipo me salió con un machete”, añade el entrevistado.
