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Cartagena

Proliferan las áreas enmontadas en Cartagena

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La apariencia de abandono que tienen buena parte de las zonas verdes de Cartagena es una muestra de la falta de valores ambientales que aqueja a esta ciudad.
Desde que se liquidaron las Empresas Públicas Distritales de Cartagena, la ciudad quedó acéfala de una entidad que tomara las riendas de las áreas verdes y desde entonces esta función ha pasado de mano en mano, según haya sido la consideración de las administraciones de turno.
En el actual mandato, la responsabilidad recae sobre un comité de parques y zonas verdes que encabeza la directora del Epa, Norma Badrán, y sobre los consorcios de aseo que entre sus responsabilidades contractuales tienen a su haber la poda de estos espacios cada 45 días.
Los gerentes técnicos de las compañías de aseo Pacaribe y Urbaser manifiestan que ellos cumplen con una programación que le hacen constar a los interventores de los contratos, sin embargo la realidad habla por sí sola.
“Pacaribe tiene a su cuidado 563 mil metros cuadrados de zonas verdes que cuidar. Para hacer ese trabajo contamos con ocho guadañadoras que vamos rotando según una programación previa que tenemos. Los consorcios no limpiamos humedales”, dijo Óscar Osorio, gerente de operaciones de Pacaribe.
En las áreas sociales, verdes o comunes como se les llama a estos espacios de barrios como San Isidro, Los Caracoles, Martínez Martelo, El Campestre, Pie del Cerro, El Bosque, Blas de Lezo, Ceballos, entre otros, el monte crece a su libre albedrío dándole a la ciudad un aspecto de descuido. Lo mismo ocurre con las jardineras de Transcaribe instaladas a lo largo de la Pedro de Heredia y la zona verde frente a la Plaza de Toros.
“Las áreas verdes de Cartagena se encuentran en proceso de degradación debido al mal uso que se les da y al descuido del Distrito para disponer de recursos para este menester”, precisa Alfredo Severiche, habitante del barrio Blas de Lezo.
La situación se ha agravado este año según explican los consorcios de aseo y la oficina de servicios públicos del Distrito porque los convenios que tenía el Epa con algunas empresas para la adopción de ciertos parques llegaron a su fin y porque la ola invernal arreció en los últimos meses acelarano el crecimiento de la hierba.
Un ejemplo de la postración en la que han quedado los parques huérfanos de padrinos lo constituye el que está frente al reloj solar, en el Pie del Cerro, el cual hasta hace poco lucía cuidado y ahora las matas ornamentales están opacadas por matorrales.
“Nosotros trabajamos de acuerdo a una programación que cumple un ciclo. Este mes hemos limpiado 80.000 metros cuadrados en Brucelas y El Socorro. La otra semana comenzamos nuevamente el ciclo en Martínez Martelo. Anteriormente teníamos cuatro guadañadoras, ahora contamos con seis”, precisó el gerente técnico de Urbaser, Hugo González.
En barrios como San Isidro y El Campestre el monte que ha crecido en las áreas verdes sirve de escondedero para los delincuentes y ni qué decir del paisaje que ofrece la avenida El Lago a la altura de Martínez Martelo, el cual da la impresión de estar pasando por un área rural y no urbana. En esta franja está ubicado un parque donado hace unos años por Surtigás el cual ha padecido siempre de un bienhechor y en consecuencia está echado al olvido entre basuras, aguas negras y monte.
El Universal se comunicó con la directora del Epa, Norma Badrán quien se excuso por estar en una reunión y anunció que hoy expediría un comunicado de prensa sobre el estado de los parques en la ciudad.
La situación afortunadamente es más alentadora para el Centro, Bocagrande, Crespo y Manga porque estas zonas por su condición turística exigen mayor atención.
Cartagena necesita urgentemente un programa de recuperación de zonas verdes digno de una ciudad turística dispuesta a enamorar no sólo a los visitantes sino también a sus habitantes.

Los andenes de la Transversal 54 frente a Almirante Colón están enmontadas. Santiago Preciado-El Universal
Los andenes de la Transversal 54 frente a Almirante Colón están enmontadas. Santiago Preciado-El Universal
El parque que está frente al reloj solar, en el Pie del Cerro, está invadido por la hierba. Santiago Preciado-El Universal
El parque que está frente al reloj solar, en el Pie del Cerro, está invadido por la hierba. Santiago Preciado-El Universal
El parque que está frente al reloj solar, en el Pie del Cerro, sufre las consecuencias de la falta de padrino. Santiago Preciado-El Universal
El parque que está frente al reloj solar, en el Pie del Cerro, sufre las consecuencias de la falta de padrino. Santiago Preciado-El Universal
El monte crece libremente en los laterales del puente Heredia. Santiago Preciado-El Universal
El monte crece libremente en los laterales del puente Heredia. Santiago Preciado-El Universal
Las zonas verdes de Martínez Martelo están invadidas de monte. Santiago Preciado-El Universal
Las zonas verdes de Martínez Martelo están invadidas de monte. Santiago Preciado-El Universal
En algunas partes de la ciudad, como lo muestra la foto, en El Campestre, los matorrales sirven de escondedero. Santiago Preciado-El Universal
En algunas partes de la ciudad, como lo muestra la foto, en El Campestre, los matorrales sirven de escondedero. Santiago Preciado-El Universal
El jardín de la revuelta de Ceballos también está opacado por el monte. Santiago Preciado-El Universal
El jardín de la revuelta de Ceballos también está opacado por el monte. Santiago Preciado-El Universal
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