Hay olor a café y también a plantas recién regadas. No se sabe quiénes la disfrutan más; si los que aprovechan las bancas de maderas para dormir una siesta, o los que se recuestan sobre ellas para platicar con algún viejo amigo que acaban de encontrar en el Centro.
Se pasea el tintero. También el vendedor de raspaos y no falta el que vende “chances”, ofreciendo a los presentes un golpe de suerte. La plazoleta Benkos Biohó le alegró la vida a más de uno. Por lo menos a los pequeños que apenas cae el sol llegan a jugar y a corretear palomas que, al parecer, también tienen un nuevo punto de encuentro.
Por encima de todo se respira tranquilidad. Se puede leer un libro, sacar cuentas con lápiz en mano, y hasta dormir sin el temor de ser interrumpido.
A escasos metros irrumpe la plazoleta Joe Arroyo. “No le pegue a la negra”, recita un mural de 3 metros con el rostro del fallecido artista cartagenero.
Hace 6 meses Andrés Roca, ingeniero encargado de las obras de remodelación de plazas y plazoletas de Cartagena avisó: “La del Joe será una plazoleta llena de detalles artísticos y musicales que buscarán darle armonía al paisaje del Centro de la ciudad”.
Armonía animal
Las plazoletas remodeladas parecen ser las nuevas sucursales de las palomas y maríamulatas de la ciudad. En la plaza San Pedro ya no es el único lugar donde se les ve volar y desfilar con sus patas sobre el suelo.
A toda hora se avistan grupos de diferentes aves en la plazoleta Benkos Biohó y Joe Arroyo. No faltan, por supuesto, los vendedores que ofrecen el maíz a los visitantes para arrojarles a estos animales y verlos reunidos en armonía, y por qué no, lograr sacarles una foto de cerca.
El producto final
Luego de demoras, incomodidades para transeúntes y sobretodo para los comerciantes aledaños a estas plazoletas, las remodelaciones son una realidad.
Ambos lugares tienen una nueva cara. Y eso no es todo. Los cartageneros se muestran comprometidos a mantenerlos vistosos para que tanto esfuerzo, tiempo y recursos no sean en vano.
