En el mundo del motor, la eterna batalla entre torque y potencia suele generar debates y confusiones. Estos dos términos aparecen en cada ficha técnica, en pruebas de manejo y en las conversaciones entre los fanáticos de los carros. Sin embargo, no siempre resulta fácil entender qué significan exactamente y cómo influyen en el rendimiento de un vehículo.
El torque es una fuerza rotacional. Su ejemplo más claro es cuando se usa una llave para aflojar una tuerca: la fuerza que aplicas multiplicada por la distancia al centro del eje da como resultado el torque. En los motores, el torque es la fuerza que impulsa el cigüeñal y, en consecuencia, la que mueve las ruedas. Se mide en Newton-metros (Nm). La fórmula que lo describe es: Torque = Fuerza × Distancia.
Por ejemplo, cuando se aplican 300 Newtons a una llave de 0.5 metros de largo, se generan 150 Nm de torque. Este valor indica el empuje rotacional que el motor puede ofrecer. Le puede interesar: ¿Busca carro? Estos son los mejores sedanes del mercado
La potencia, por su parte, es la velocidad con la que esa fuerza realiza su trabajo. Se mide en watts (en el caso de la energía eléctrica) o en caballos de fuerza (hp) cuando se habla de motores mecánicos. La relación entre potencia y torque es directa y se expresa con la fórmula: Potencia (W) = Torque (Nm) × Velocidad Angular (rad/s). Así, cuando se mantiene el torque pero se aumenta la velocidad de giro, la potencia también crece.
Así es la relación del torque y la potencia
Esta relación permite entender que un motor que gira más rápido a igual torque generará más potencia. Y cuando la velocidad se mantiene, un mayor torque también implica un aumento de la potencia.
Los distintos tipos de motores muestran comportamientos diferentes respecto a la entrega de torque y potencia. Por ejemplo, los motores atmosféricos de gasolina logran su torque máximo a altas revoluciones. Para sentir toda su fuerza, es necesario “exprimir” el motor.
Los motores diésel, en cambio, tienen un diseño y una compresión que les permite ofrecer grandes cantidades de torque a bajas revoluciones. Esto los convierte en opciones ideales para vehículos de carga o para una conducción relajada. Lea también: Mercedes CLA 2026: así es el nuevo sedán eléctrico e híbrido
Los motores turboalimentados destacan por su capacidad de entregar un torque elevado desde regímenes bajos. El turbo les aporta ese empuje extra que se traduce en fuerza inmediata.
En los motores eléctricos, el torque aparece de forma instantánea desde cero RPM. Esto explica su aceleración impresionante, a pesar de no tener una potencia nominal especialmente elevada.
El torque y la potencia cumplen roles distintos pero complementarios. El torque brinda la sensación de empuje instantáneo. Es útil para aceleraciones rápidas, remolque o conducción en ciudad. La potencia, por otro lado, es lo que define la velocidad máxima y la capacidad de mantener el rendimiento a lo largo del tiempo o a altas revoluciones.
Un ejemplo práctico ayuda a entender esta diferencia: un camión pesado necesita mucho torque para moverse, aunque su potencia no sea tan alta. Un deportivo puede tener un torque menor, pero con la capacidad de girar a muy altas RPM, logra una potencia que se traduce en velocidad y emociones intensas. Lea: ¡Mi primer carro! Los más seguros y confiables para adolescentes en 2025
Entender qué significan torque y potencia ayuda a los conductores y entusiastas a valorar mejor el carácter de un motor. Conocer cómo y cuándo se entregan estas dos fuerzas es clave para apreciar lo que sucede realmente bajo el capó. Ya sea el empuje progresivo de un motor atmosférico, la fuerza de un diésel, la respuesta inmediata de un eléctrico o el poder de un turbo, la explicación está en cómo torque y potencia trabajan juntos.