“Mis bases académicas son de la Universidad de Cartagena y estoy agradecido porque son bases fuertes que me han permitido demostrar mis habilidades investigativas tanto en Colombia como en Estados Unidos”, expresa Alonso Doria Manzur, un cartagenero de 27 años que realiza su doctorado en ingeniería ambiental en la Universidad Texas Tech, lejos de la tierra que arropa su historia y su familia.
Destacar sus logros académicos va de la mano con el ejemplo vivo que deja para las futuras generaciones, en especial, aquellos que se gradúan de su alma mater. Lea aquí: Pilar Quintana y William Ospina hablan sobre el oficio de escribir en Colombia
Por los pasillos de la Universidad de Cartagena, sede de Piedra Bolívar, Alonso caminaba con la ilusión de abanderar lo que lo apasionaba, descubrió en la investigación un camino para dar a conocer lo que existe pero se desconoce. Sus descubrimientos, junto a sus mentores y compañeros, son el resultado de esfuerzos personales y profesionales que nacen del ingenio de pertenecer a una ciudad como Cartagena de Indias y a un país diverso como Colombia, pues ahí está su riqueza, en las formas que inventamos o encontramos para sacar adelante las metas que nos proponemos.
“La diferencia que veo en el campo investigativo colombiano y estadounidense está en los recursos que hay en los laboratorios, tanto materiales como económicos. La Universidad de Cartagena me dio un factor creativo que en muchas ocasiones utilizo en los procesos. Nace de la necesidad que teníamos y el ingenio florecía, acá me regañan por querer ahorrar y cuidar lo que tenemos”, dice y recuerda cómo se inició su proceso en el extranjero. Lea aquí: La enóloga Ana Barron habla sobre el placer de hacer y tomar un buen vino
Mis bases académicas son de la Universidad de Cartagena y estoy agradecido porque me han permitido desempeñarme de la mejor manera en el campo investigativo”.
Alonso Doria Manzur.
Antes de finalizar su pregrado como ingeniero químico, hizo un intercambio para jóvenes investigadores. Ganó, viajó, investigó, aprendió y regresó con la ilusión de continuar por ese camino. Lea aquí: Olga y Sandy, dos magangueleñas altamente creativas para comunicar
Al recibir su diploma en 2019 y con la esperanza viva de regresar, le escribió un correo al profesor con el que había trabajado, pero esta primera puerta se cerró con buenos aires, aquel colega le envió un listado de personas que podrían aceptarlo entre sus grupos de investigación.
“Yo estaba buscando una oportunidad para estudiar una maestría y me encontré con la posibilidad de hacer un doctorado”, narra Alonso desde el otro lado del teléfono, sin perder la esencia de quien nació en esta ciudad del Caribe. Lea aquí: Eliana Solano salta por la libertad de las mujeres de Cartagena y Colombia
Envió un correo a cada profesor que estaba en la lista y fue Jennifer Guelfo quien abrió la puerta de par en par. En 2021, Alonso Doria Manzur regresó a Estados Unidos, específicamente a Texas, con el cargo de ‘Asistente de investigación’.

Su trabajo con el Grupo de investigación de Guelfo en el Centro de investigación de ingeniería Maddox es recompensado con una beca que cubre su matricula de posgrado y le permite cumplir un sueño. Lea aquí: La metamorfosis de Daniela Ledesma, una cartagenera que trabaja por las mujeres
Investigar, según la Real Academia Española (RAE), se pude definir como la acción de indagar o buscar con la finalidad de aclarar y dejar por sentado algo. Con esta labor sobre sus hombros, el joven cartagenero dedica sus días en el país norteamericano a los contaminantes orgánicos, los químicos eternos, aquellos complicados de combatir por su prevalencia en el ambiente. Por ahora lo hace a kilómetros de distancia, pero sueña con la posibilidad de regresar y liderar una investigación sobre los contaminantes en los distintos cuerpos de agua que hay en el Corralito de Piedra.
“Desde el pregrado estuve muy involucrado en la investigación ambiental, en especial por el alcance que puede tener a comunidades o personas expuestas. Es muy gratificante ver el valor de la investigación en la sociedad que muchas veces es olvidada o ignorada. Me emociona saber cómo en este punto de mi corta carrera investigativa ya he podido dar y generar expectativas de lo que podré aportar más adelante”, asevera. Lea aquí: La historia de la familia antioqueña que le dice “sí” a Cartagena
Para quienes sueñan fuera del territorio
”Vivir fuera del país es complicado pero no imposible, es extraño pero al mismo tiempo uno encuentra la manera de sentirse en casa. A mí me ayuda la idea de reconocer que estoy trabajando en el extranjero y no viviendo, así las idas a casa no son para visitar sino para conectar con mi familia y cultura. Trato de mantener mis raíces cartageneras a través de la cocina”, dice. Lea aquí: Bebían los muchachos al ver mi despedida: una historia de Zambrano, Bolívar
En medio de dos culturas, tan diferentes y paralelas, Alonso Doria Manzur investiga, descubre, comparte y enseña sobre el amplio mundo de los químicos eternos y su poderío en el día a día del ser humano.
Si algo aprendí de esta conversación es la fuerza que hay en comunicar lo que muchos aseguran difícil de entender, porque las palabras siempre encuentran el camino para llegar a todos sin importar nacionalidad, idioma o raza. Lea aquí: La historia detrás de la periodista que quiere comprar al Real Cartagena
”Estoy aquí porque hice todos los procesos, toqué las puertas y no di por sentado nada. No dejé nada para mañana”, asegura este cartagenero que acaba de publicar un artí- culo en conjunto con su equipo de trabajo en ‘Nature communications’, una de las revistas científicas más importantes de Estados Unidos con la investigación ‘Competentes de las baterías de litio serían el nexo entre las energía sostenible y la proliferación ambiental de sustancias per y polyfluoroalquiladas’