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Ambiente

Los colores del lago de Maracaibo esconden una realidad turbia

Copernicus Sentinel-2 tomó la imagen de este lago, que ubicado en el norte de Venezuela es la mayor masa de agua natural de Sudamérica.

Los colores del lago de Maracaibo esconden una realidad turbia

Aunque son agradables de ver desde el espacio, los remolinos verde esmeralda del lago de Maracaibo denotan la proliferación de cianobacterias tóxicas, o algas verdeazuladas. //Foto: gemeinfrei

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La fotografía del 3 de noviembre de la Agencia Espacial Europea (ESA) captura el lago de Maracaibo, una vasta bahía salobre en Venezuela, revelando colores impresionantes que inicialmente podrían engañar con su belleza natural. Sin embargo, estos hermosos matices esconden una verdad turbia. Lea: Grandes cantidades de microplásticos están enterrados en el Ártico: estudio

Este lago, ubicado en el norte de Venezuela, es la mayor masa de agua natural de Sudamérica, con una superficie de aproximadamente 13,500 kilómetros cuadrados. Aunque se le confunde a menudo con un lago, en realidad es un estuario que se conecta directamente con el Golfo de Venezuela y, finalmente, con el Mar Caribe.

La parte septentrional, que recibe agua salada del Mar Caribe, contrasta fuertemente con las aguas más frescas del sur, alimentadas por más de cien afluentes pluviales. La imagen tomada por Copernicus Sentinel-2 revela el río Catatumbo, que lleva consigo sedimentos de tono amarillo parduzco y agua dulce, teñiendo una parte del lago, según informa la ESA.

Contaminación afecta lago de Maracaibo

La belleza superficial de los colores del lago esconde una realidad alarmante. La proliferación de remolinos de color verde esmeralda en el agua es el resultado de la contaminación provocada por las fugas constantes de petróleo, la sobreexplotación de los recursos petrolíferos, el mantenimiento inadecuado de infraestructuras anticuadas y la ausencia de instalaciones de tratamiento de residuos.

Además, según informa AP, el lago también se ha convertido en un receptáculo de aguas residuales, incluyendo fertilizantes, provenientes de los estados occidentales de Zulia, Mérida y Trujillo, donde viven 5,3 millones de personas, así como de los residuos del departamento colombiano de Norte de Santander.

En concreto, el color de estos remolinos es causado por la floración de cianobacterias tóxicas, que se desarrollan debido a las elevadas concentraciones de nitrógeno y fósforo en el ambiente. De acuerdo con la ESA, estas toxinas representan una grave amenaza para el ecosistema circundante y la salud de las personas. Lea: Daño del cambio climático en océanos aumenta riesgos en ciudades costeras

La ESA destaca que las frecuentes observaciones de Copernicus Sentinel-2 en la misma área, con su alta resolución y capacidad para detectar la proliferación de algas nocivas y medir la claridad del agua, ofrecen valiosos datos sobre la salud del lago y los niveles de contaminación.

Sin embargo, a pesar de la detección desde el espacio, la contaminación del lago de Maracaibo, que se ha arrastrado durante décadas, sigue aumentando, con impactos notables en sus costas, incluyendo malos olores, derrames de petróleo y proliferación de microalgas.

La solución, como siempre, pasa por medidas en muchos casos difíciles pero sencillas. Por ejemplo, como dijo a AP Beltrán Briceño, profesor de la Universidad del Zulia y jefe del laboratorio de microbiología del Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Maracaibo: no hay “fórmula mágica” para rescatar el lago si se sigue usando como “pozo séptico”.

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