A propósito del Día Mundial del Agua, que se conmemora este 22 de marzo, expertos señalan que la resistencia a los antimicrobianos (RAM) es una de las principales amenazas de salud pública.
“En Colombia y en el mundo el problema de resistencia bacteriana es un problema de salud pública, que, aunque aún no es cuantificable, en la práctica médica es cada vez más frecuente. La aparición de la resistencia bacteriana es multifactorial, desde el uso inapropiado de antibióticos, medidas higiénicas inadecuadas, falta de educación en la comunidad y prescripción sin control de las terapias antibióticas, son algunos de los factores que contribuyen a esta problemática ambiental”, indica el doctor Carlos Pérez, médico especialista en infectología, jefe de la unidad de infectología de la Clínica de Marly y jefe de la unidad de infectología del Hospital Universitario La Samaritana.
Como señala, la pandemia por COVID-19 ha demostrado la importancia crítica del saneamiento, la higiene y el acceso adecuado a agua limpia para prevenir y contener enfermedades.
“La calidad del agua es fundamental para evitar enfermedades infecciosas, el agua contaminada por desechos orgánicos puede traer bacterias patógenas en los seres humanos. Como es sabido, las bacterias son seres en permanente evolución y se ha documentado con el tiempo la disminución de la susceptibilidad a los antibióticos actuales”, explica el especialista.
El especialista en infectología, menciona que, se ha documentado ampliamente en la literatura que durante la pandemia se usó gran cantidad de terapia antibiótica ante la situación crítica de los pacientes; además, el uso inadecuado de terapias antibióticas orales que al inicio de la pandemia se les atribuyó efecto anti-covid contribuyeron a incrementar el problema.
Pese a lo anterior, el doctor Pérez, agrega que, son varias las estrategias que pueden ayudar a mitigar el problema de la RAM, inicialmente, una educación a la comunidad médica y no médica acerca de esta problemática global. De igual forma, disminuir el uso de los antimicrobianos usados sin prescripción, hacer controles gubernamentales y políticas de uso adecuado de antimicrobianos en el ambiente hospitalario y comunitario.
A estas acciones, se debe sumar, “el agua potable, que permite disminuir la incidencia de infecciones gastrointestinales y, por ende, disminuir la aparición de bacterias resistentes; asimismo, el adecuado y correcto lavado de manos antes y después de preparar los alimentos y servicios sanitarios, si estas prácticas se llevan a cabo como una rutina diaria, disminuirán las infecciones y el uso de los antibióticos”.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en todo el mundo, 1 de cada 3 personas no tiene acceso a agua potable segura, 2 de cada 5 personas no tienen instalaciones básicas para lavarse las manos con agua y jabón, y más de 673 millones de personas aún practican la defecación al aire libre.