La imagen de una gorila que muere en manos de su cuidador no solo se convirtió en tendencia en todo el mundo, sino que provocó gran tristeza entre los científicos que siguieron de cerca la historia del mono. (Lea aquí: Hay que seguir cuidando las zarigüeyas, ¿por qué?)
Ndakasi, que fue rescatada cuando tenía dos meses de edad, cuando los guardabosques de Virunga la encontraron aferrada al cuerpo sin vida de su madre, abatida a tiros por milicianos armados horas antes, saltó a la fama cuando en 2019 una selfie se volvió viral justo en la celebración del Día de la Tierra.
La foto muestra a Ndakasi y su cuidador, ambos parados en dos pies, con el vientre hacia fuera con una carcajada dibujada en sus rostros.
“Con gran pesar Virunga anuncia la muerte de la gorila de montaña huérfana Ndakasi, que residía en el centro de Senkwekwe desde hacía más de una década”, señala el comunicado entregado por el Parque Nacional de Virunga, de la República Democrática del Congo
“El 26 de septiembre por la noche, después de una larga enfermedad, su estado se deterioró rápidamente y Ndakasi murió en brazos de su guardia y amigo de siempre, André Bauma”, añade la información.
La gorila de montaña nació en abril de 2007 y cuando fue rescatada su estado era tan vulnerable que no pudo regresar al estado silvestre y vivió en un centro del parque donde ella, junto con otro gorila, Ndeze, fueron atendidos durante 11 años.
Cuando Ndakasi fue rescatada permaneció en grave estado de salud y padecía desnutrición pero se recuperó e inteligentemente adoptó a su cuidador con quien jugaba y permanecía cada que se podía.
Desde entonces, el rescatista y Ndakasi fortalecieron su amistad, al punto de que él hacía uso de gestos y sonidos con los que se comunicaban.
