Se llama Ruta etnoecoturística para el rescate de la cultura ancestral Zenú y está compuesta por tres recorridos orientados a conocer, reconocer y disfrutar la riqueza étnica y cultural, gastronómica y natural de San Antonio de Palmito, un municipio sucreño reconocido por sus artesanías en caña flecha, entre ellas, el típico y afamado sombrero ‘vueltiao’.
Allí esperan recibir turistas a finales de 2021 y estos visitantes podrán disfrutar de tres recorridos en territorio del pueblo Zenú en el municipio de San Antonio de Palmito.
En el primero, enfocado en la cultura y vida de la comunidad indígena, se podrán visitar los cultivos, aprender a elaborar artesanías y saborear platos de la gastronomía local.
En el segundo recorrido, dedicado a la cosmovisión y prácticas ancestrales, los visitantes se conectarán con la naturaleza, los ritos y mitos de la comunidad Zenú. Y en el tercer y último recorrido, a través de cabalgatas, pesca recreativa y senderismo, las personas disfrutarán y harán parte de las prácticas ecológicas de esta población.
La implementación de la ruta beneficiará a 67 familias de 19 cabildos indígenas, que han comenzado a dar pasos firmes hacia la conformación de una figura asociativa para operar este negocio con proyección a largo tiempo y bajo principios de sostenibilidad ambiental, económica y sociocultural.
“Con esta ruta se plantea la generación de ingresos para sus beneficiarios, aprovechando las potencialidades del territorio, y el ser y saber hacer de cada uno de los participantes, para brindar a los turistas una oferta innovadora en servicios de turismo que rescate la cultura ancestral Zenú”, explicó Olga Meneses, coordinadora de este proyecto PDET, que ejecuta en Microempresas de Colombia de la mano del Programa Colombia Sostenible, adscrito al Fondo Colombia en Paz.
Por su parte, Juan Carlos Mahecha, director del Fondo Colombia en Paz, indicó: “Esta intervención en el PDET Montes de María junto al pueblo Zenú nos permite salvaguardar sus tradiciones ancestrales y su cultura, al tiempo que contribuimos a la dinamización de la economía local,” y agregó que “de eso se trata la política Paz con Legalidad, de llevar a cabo procesos de transformación territorial para el beneficio de nuestra población rural”.
A finales de abril, en el cabildo San Miguel, Microempresas de Colombia -el ejecutor del proyecto- realizó la primera reunión con representantes de las familias beneficiarias para fomentar y fortalecer los conocimientos de los participantes en temas como asociatividad y economía solidaria, haciendo énfasis en sus características, pasos para su creación y las obligaciones que se adquieren al tener una personería jurídica.
Durante el encuentro, se definió que el tipo de figura asociativa a constituir es una corporación, y se seleccionó el comité organizador para la próxima asamblea de constitución de esa figura, pues “solo a través de la asociatividad, los beneficiarios podrán fortalecer el tejido y la cohesión social, el desarrollo comunitario, la consecución de los objetivos del proyecto y su sostenibilidad en el tiempo”, afirmó la Meneses.
Para Aideth Roqueme Solano, del Cabildo de Pueblecito y líder de las mujeres artesanas, este proyecto “representa la posibilidad de generar ingresos para los jóvenes y adultos de la comunidad”, a través de la comercialización de paquetes turísticos y productos artesanales.
“Yo espero que cuando termine el proyecto nosotros sigamos hacia adelante, empoderándonos del proceso, para que en cinco o diez años seamos una comunidad transformada”, indicó Roqueme Solano.
Israel Zabaleta del Cabildo San Martín, agricultor y beneficiario, asegura que “este proyecto significa la reactivación económica de la comunidad”, por lo que está dispuesto a aportar a la gestión de recursos y el desarrollo social y cultural de la zona.
“Lo mejor del trabajo asociativo es el trabajo en equipo y con la creación de una corporación podremos gestionar mejores oportunidades con aliados externos e internos de la Ruta”, concluye Israel Zabaleta.