Según la FAO - Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Colombia tiene el potencial para ser una de las siete despensas alimentaria del mundo. Pero esa posibilidad no es aprovechada, según la WWF. “De las 20 millones de hectáreas que tiene el país para sembrar, solo usa siete millones e importa cerca del 30% de lo que consume. Además, según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), en Colombia se desperdician 9,76 millones de toneladas de comida al año, en parte por el manejo ineficiente de las cosechas, del empaque, del transporte, del desperdicio de supermercados y consumidores”.
El trabajo de la WWF en torno a la alimentación sostenible en nuestro país, busca la introducción de normas, políticas y buenas prácticas en las cadenas de valor y de suministro en tres sectores: palma de aceite, carne y leche.
Asimismo, el manejo agrícola inteligente en el Piedemonte Amazónico y la cuenca de la Orinoquía para reducir la deforestación, la pérdida de biodiversidad y mantener la conectividad entre ecosistemas.
Mientras estos procesos se dan, la Organización de Consumidores y Usuarios, ofrece algunos consejos para que cada persona aporte en la meta de una alimentación más sostenible:
- Evitar el desperdicio alimentario: lo menos sostenible es tirar comida, sea cual sea, independientemente de la huella ambiental de ese alimento. Si se tira, se ha desperdiciado.
- Reducir la ingesta de alimentos de origen animal: nuestro consumo de alimentos de origen animal, especialmente el de carne y derivados cárnicos, está por encima de las recomendaciones nutricionales. Sin necesidad de ser veganos, se puede consumir menos carne, sustituirla por legumbres o convirtiéndola en un ingrediente más de otros platos.
- Comer carne de más calidad: si se consumen productos de origen animal, optar por los que procedan de producciones extensivas, de pasto, ya que estos animales tiene un impacto social de fijación de población rural, además limpian el campo, lo que previene los incendios, y presentan una huella de carbono mucho más baja que la de la cría intensiva.
- Elegir productos producidos de forma agroecológica.
- Consumir productos locales, de cercanía y, en la medida de lo posible, de temporada de la zona donde vivimos.
- Consumir productos de temporada, es una medida muy fácil, y que nos permite comer los productos cercanos y en su mejor momento de calidad y precio.
- Evitar los alimentos trasportados por avión, o productos delicados. Este tipo de transporte es el que tiene una huella de carbono mayor por kilo de producto, por lo que conviene evitarlo cuando sea posible.
- Preferir producto a granel, pero manipularlo y conservarlo bien para evitar el desperdicio. Los productos a granel disminuyen el impacto del envasado, pero claro, el envase protege y alarga la vida útil de los productos. A granel las caducidades son más cortas, y debe conservarse tras la compra de forma adecuada para evitar problemas.